Noelia Callejo, enóloga de la bodega Félix Callejo hizo en el restaurante Arrow la presentación de los vinos que en Córdoba distribuye Narbona Solís.
La cita estaba al completo, y allí estrechos pero con un cálido ambiente (que el restaurante se empeñaba en enfriar con el aire acondicionado) nos juntamos un grupo numeroso de la Asociación de Sumilleres de Córdoba.

Y hay que decir ante todo, que el personal de sala y de cocina trabajó a destajo para atendernos, sobre todo el de sala ya que el espacio era muy reducido.

Entregó un bien cuidado folleto donde se mostraban los vinos que elaboran y los premios o reconocimientos que han recibido. De algunos, es apabullante el número de distinciones: Parker, Peñín, Tanzer, Decanter, etc. O sea, que había materia.
El primer vino fue un vino blanco, el Lebrero, variedad Albillo, del 2014. Aromas a flores, pera, y en boca ácido y amargo. Me pareció corto de aroma y excesivo su amargor, ya que se habían dejado las uvas con sus hollejos macerando durante ochos días, creo recordar. Después había pasado 11 meses en contacto con las lías. Todo ese potencial sólo empezó a notarse ya al final, en el que el vino se abrió.

El color era impresionante, casi opaco, mostrando unos tonos de juventud que invitaban a probarlo. De aromas, fruta roja, yogurt de fresa, algo de madera muy, muy sutil. Y en boca, cálido, pero también amargo como el blanco.
En este punto ya me pregunté el por qué de esa astringencia, que a muchos compañeros les parecía muy interesante. Según dos de ellos, el vino recordaba a los vinos de Burdeos de Saint Emillion. Como apenas los he probado, pues será así.
Flores de Callejo, un tinto con 6 meses de crianza y destinado a ser la punta de lanza en ventas de la bodega. Con fruta roja, fresca, aromas limpios pero justos. ¿A que no saben qué? También amargo, para mi gusto excesivo. De color: una maravilla.

Callejo, un tinto Tinta del Pais o Tempranillo del 2013 con 12 meses de barrica. Con más notas de especias que los anteriores, una madera muy bien integrada. Y un poco menos amargo, y de persistencia media.
De color, hace tiempo que no veía un vino de crianza tan bonito. Pero se quedaba en poco con lo que se veía en la copa.

Gran Callejo, del 2009. Con 2 años de barrica y 3 en botella. Fruta muy madura, cacao el polvo. Diferente.
También con una pasada de color.
Pero a mi parecer unas notas astringentes y amargas que ya no deberían aparecer, pero...
Una cata que fue bien presentada, defendida con entusiasmo por Noelia, y en la que la bodega se volcó porque fueron muchos vinos y repartos generosos en las copas a los presentes.
El trabajo del equipo de Arrow con Arturo en la cocina es de elogiar. Sirvieron platos bien preparados, visualmente muy bien resueltos.
Ensalada de queso y mango,

Cecina con queso
Arroz caldoso de marisco.
Enhorabuena a su equipo.
Me quedó la reconcome de porqué notaba yo tanto el amargor. ¿Sería sólo apreciación mía o era cuestión subjetiva?
Me metí en internet y encontré de las añadas catadas comentarios, de gente mucho más experta en estos quehaceres, que hacían mención a dicho aspecto y que tampoco veían como positivo.

Y con unos colores de los vinos... impresionantes.


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