lunes, 21 de octubre de 2019

Presentación de vinos 12 PB: desde el nuevo 2019 al lanzado 2016 ya en el mercado

Otro año más Eugenio Sánchez-Ramade ha hecho la presentación de los vinos tintos 12 PB, todos ellos hechos con la uva tinta Syrah que se elaboran en la Finca Pujío, en Puente Genil, con la dirección de los enólogos Cristina Osuna y Jose Ignacio Santiago.

En este caso ha sido en una encantadora, digamos, taberna dentro del Círculo de la Amistad. Entre los convocados estaban responsables muy conocidos de varios restaurantes de Córdoba.

Tras una breve introducción, comenzó la cata dirigida por Cristina por el tinto Syrah del 2019, con la fermentación alcohólica terminada y casi con la maloláctica a punto de acabar. Se notan los aromas de fruta, y el vino ya está casi mostrando su equilibrio y vigor.


El siguiente fue el del 2018, que desde Enero está ya metido en barricas, y las notas de madera mayoritaria de roble francés, con aromas a especies, y balsámicos hacen que el vino tenga demás un buen paso en boca y con notable persistencia.
Me gustó este vino: está casi listo, con buen cuerpo y aromas. 

Le siguió el tinto del 2017. Este se embotelló en Enero tras pasar 10 meses en barricas, todas, de roble francés con distintas edades. 
Este vino presenta aromas más terciarios y evolucionados. No es mi estilo, pero sin embargo a otros asistentes les pareció el mejor de la cata. O sea, hay vino para todos los gustos.

El último vino fue el del 2016. Este presentaba más color que el anterior del 17, año éste que transcurrió con un verano muy duro por los golpes de calor.
Este vino ya está en el mercado, y se nota tanto la fruta como la fina madera de crianza. Este es el vino más redondo y equilibrado, está en su punto: muy suave en boca, pero con marcada persistencia. 
Un vino para comer.

Hablando de comer, el tapeo con el que tomamos el vino del 2016 fue de calidad. Y el personal que nos atendió, superior.

Buena suerte para el tinto 12PB del 2016








jueves, 10 de octubre de 2019

Cata formativa de Vermuth y otras bebidas con Jose Ignacio Santiago, y su Palique

Siempre se aprende de una cata que de, o imparta Jose Ignacio Santiago. Lo prepara todo muy bien (él repite que lo hace a pesar de los cuatro niños jugando a la pelota alrededor suyo), y lo hace de forma pausada, llevando entretenida la cata, de nuevo con la Asociación de Sumilleres de Córdoba en casa de Joaquin y Araceli (en Pura Cepa)

Jose Ignacio se ha metido en un trabajo con una compañía que ya ha sacado una línea de productos del vino de alta gama, exclusivos, ya que un futuro dará una cata de brandy.

Tras hablar de la legislación vigente sobre bebidas aromatizadas, todos estos productos tienen unos minimos requerimientos entre los que están: más de un 14,5% de alcohol final, que en el caso de vermut tenga al menos un 75% de vino, y aunque hay distintos grados de dulzor (el dulce puede tener más de 130 g/L) el contenido en azúcares en ningún caso aparece en la etiqueta. 
Debe contener entre otros aromas o botánicos, el ajenjo, una planta que le da amargor. 
El alcohol añadido debe ser como mínimo de melazas o bien vínico. Y poco más hay en común entre estos productos aromatizados.


De entre los vermut o bebidas catadas me gustó uno blanco, alemán, con 18º y de nombre Belsazar
Un vermut con toques herbáceos, y no muy dulce y con un marcado amargor. Casi un snap, como dicen en Alemania.

Hay tres zonas en el mundo reconocidas por ser origen y por calidad de los vermut: Chambery, Torino y Reus. 
La marca o bien, vermut de origen Reus fue registrada en 1892. Martini, por ejemplo, apareció en 1862.

En cuanto a los vermut preparados por Jose Ignacio vienen de la mano de la empresa Mora-Figueroa Domeq, y la marca comercial es El Palique.

En el mercado tienen tres tipos con el nombre Palique: de Reus, de los Madriles y de Jerez.

La extracción de los aromas de los botánicos se hace a 55ºC con alcohol vínico.


El Palique de Reus, se le saca el olor a vino, de la variedad Macabeo. Es suave en aroma con notas de laurel, cítricos y romero. En boca se nota la calidad, y no tiene amargor marcado.

El Palique de los Madriles, de nuevo es con Macabeo, y aromas a especies: canela y vainilla. 
Decía que sería que acordara el olor al barquillo de los helados. De retrogusto largo, redondo en boca.

El Palique de Jerez, está elaborado con Oloroso de 15 años y PX de 5 años, que le da el dulzor. Aromas a incienso, más aromático que los anteriores, y muy fino en nariz. Con un potente retrogusto y una sensación en boca larga. Además es el que tiene menos azúcares de los tres. Muy buen y original vermut.

Una instructiva carta sobre el mundo de las bebidas aromatizadas que fue combinada con encurtidos, boquerones en vinagre, carnes y más viandas.

Enhorabuena a Jose Ignacio y a la empresa.







martes, 1 de octubre de 2019

Alvear nos sigue sorprendiendo con El Velo de Flor

Ya tocaba una cata, y encima fue buena.

Este verano pude ir al Lagar de las Puentes en el inicio de la Sierra de Montilla, lugar donde se dan las mejores condiciones para la Pedro Ximenez, y puede comprobar que Alvear sigue con su muy digno interés en sorprendernos con sus vinos.

Estaban allí macerando el mosto y los hollejos de unas Pedro Ximenez en pequeños tanques.
En una nave había conos, tinajas, en las que se estaba haciendo una fermentación del mosto al estilo tradicional, apagando la fermentación con mosto fresco añadido; llevando mosto a los depósitos de acero inoxidable para el joven. O sea, una ebullición de labores de lagar.

Y ya en Octubre, casi dos meses de haber empezado la vendimia y cuando parece que la cosa de fermentar más tranquila, se acercó Bernardo Lucena y parte de su equipo a la Asociación de Sumilleres de Cordoba, a que catáramos los vinos del 2018 y una joya del 2016.

Nos mostró las parcelas de la Sierra donde se buscan esos racimos que darán un mosto con las cualidades necesarias, y con indicación en la contraetiqueta de la botella, de los viticultores propietarios que manejan el viñedo, todo un detalle. 
Desde la tierra, la uva y luego el vino
Así de simple.

Toda la presentación se hizo con copas que se rellenaban de Marqués de la Sierra 2018
Un vino joven, puro, 100%, de Pedro Ximenez. 
Es un vino algo corto en nariz, en comparación con otros jóvenes de Montilla-Moriles que se han convertido en un éxito de ventas. Dejándolo en la copa, el Marqués de la Sierra muestra luego las notas de manzana verde y de la fruta blanca que salen bien limpias, y en boca es un vino muy agradable: fresco, de una franca acidez, redondo por efecto de las lías. Un vino para comer.

Y después se comenzó con los vinos 3 Miradas, del 2018.

Empezando por el Vino de Pueblo
Se trata de un vino elaborado con uvas Pedro Ximenez de varias parcelas, y que se fermentan en tinajas y una pequeña parte de los racimos, enteros, se fermentaron aparte. 
Tiene una ligera crianza biológica de 8 meses era tinaja. 
El vino de pueblo es un vino con un aroma curioso, que recuerda a vegetal, o infusión, y en boca es muy grato, expresivo, ligeramente astringente, con una acidez muy marcada.

Los siguientes dos vinos fueron de 2 parcelas distintas, de Viña Antoñin y Cerro Macho.

El Viña Antoñín tenía más marcada la presencia de la levadura, aromas a hinojo y manzanilla. De nuevo la sensación en boca era muy agradable dominando la acidez y su franqueza.

El de Cerro Macho era de una calidad, a mi parecer, superior. Mucho más equilibrado, con aroma a membrillo. Se notaba más la influencia de las lías, haciendolo más redondo en boca.

Hay que decir que todos los vinos tienen unos 5 g/L de acidez y valores de pH entre 3,2 y 3,0.

Y por último, el mejor de todos, el Paraje de Riofrío Alto; el que ha superado todas las pruebas: fermentación en tinaja, con pieles, 
y luego crianza en botas a las que han dejado unos litros de las madres donde se cría el fino CB. 

Y se han dejado dos años, una crianza biológica corta.

Este es un vino muy redondo, en todo. Con sutiles aromas a crianza de velo de flor, muy elegante en nariz y en boca es algo salino y muy largo. Un vino de quitarse el sombrero, de los que hacen afición entre aquellos que se quieren acercar al fino, y a los que nos gusta también el fino.
Un hermoso vino.

Y echando la vista atrás se da uno cuenta que el Marqués de la Sierra es el vino más chiquito de todos, y que tiene en boca las sensaciones que hemos comprobado  de la las buenas parcelas que dan lugar a los vinos 3 Miradas.

La comida no desentonó en absoluto, y quiero resaltar las espinacas esparragadas de Araceli y el tartar de jamón serrano que preparó Antonio.
Todo muy rico. 

Un buen ambiente como siempre, con mucha asistencia. Reencuentro con muchos compañeros, otros nuevos, y con un programa de catas a la vista bien atractivo.