jueves, 22 de junio de 2017

La penúltima cata de la Asociación de Sumilleres. Por esta temporada. Nunca es la última

Pues sí, como no sabíamos qué vinos probar con estas calores a Antonio no se le ocurrió otra cosa que comiéramos un jamón ibérico de Covap (de cebo), queso variado y vino.

No fue mala idea porque el jamón lo cortó Mariano, un experto cortador de jamones que nos ilustró en cómo se debe correr un jamón.

Los quesos de Calaveruela (de La Coronada, una aldea de Fuente Ovejuna) estaban ricos como de costumbre.


Mariano se portó como un experto y nos atendió a todas cuantas preguntas le  hicimos, a la vez que iba cortando finas lonchas de jamón. Para mi gusto, que tengo controlada la sal y casi no la uso, estaba algo salado. Pero ya digo, son apreciaciones mías.

Cuando por fin estábamos ya en la faena de comer queso y jamón, Rafa Migueles, un buen y experto profesional en su trabajo de asesoramiento personal o coach, nos dio pinceladas de su trabajo. En particular de cómo expresarnos o comunicarnos mejor, porque como él decía, el lenguaje no es inocente.
Sin casi percatarnos nos recordó expresiones cotidianas que son negativas para nosotros mismos ("no tengo tiempo"), o que levantan un muro en nuestra conversación con con los demás ("pero").

Tras un juego dialéctico entre dos compañeros, nos animó a pulir nuestro modo de expresión para que
no limite, sin darnos cuenta, la comunicación de lo que queremos decir o bien rebatir.

Y para que todo fuera como la seda, se sirvió una copa de cava Brut de la bodega Parxet, y vino de la DO Montilla-Moriles (joven, fino y oloroso) que graciosamente envió Enrique Garrido.

Sólo probé el joven y el oloroso, y ambos estaban bien sabrosos; sobre todo el oloroso.

La guitarra de Javier Muñoz, El Tomate, se sumó a la cata con la maestría que él nos tiene acostumbrados.

Hubo también cata de distintos de aceite de oliva virgen extra, por aquello de la dieta mediterránea.

Por último, agradecer a Joaquin y Araceli su espléndido trabajo de anfitriones.

La velada se completó con la charla entre todos, y deseando buen verano.



 




 





 




domingo, 18 de junio de 2017

Muestra de food-truck en la Noche Blanca, y más cosas


Este fin de semana ha coincidido la Noche Blanca del Flamenco con una modesta muestra de camiones o furgonetas de comida


Me gusta el flamenco y disfruto con los artistas que vienen a esta noche cordobesa, pero no disfruto con esos eventos tan masivos en los que por ser gratuito no se presta mucha atención a los artistas, porque es realmente difícil coger los primeros asientos.

La muestra de furgonetas de comida o food truck, es la primera que se organiza y refleja el auge por este tipo de negocio, que ha superado la imagen de furgonetas en ferias. Quizás por eso el cambiar a su nombre en inglés, para diferenciarlo.

La mayoría de las furgonetas que han acudido, servían platos de carne: bocadillería, hamburguesas, carnes a la parrilla, porque la carne es más fácil de manejar y ante todo se cubre la demanda rápida de comida.

Tuve la oportunidad de poder hablar con Salvador y Esther, que regentan La Flama, un/una food truck en que sirven los bocadillos en pan ecológico y también tienen alguna hamburguesa de carne ecológica. 
Ellos no tenían experiencia en la restauración pero sí en el mundo de los negocios, y quisieron cambiar de modo de vivir y hacerlo más aventurero. Llevan dos años en este negocio, y como dicen ellos, al fin del año las cuentas salen. 

Sus bocadillos intentan tener un buen aspecto visual y los precios no son para nada desmesurados para este tipo de local andante.
Ellos están un poco de vuelta de la asistencia a festivales musicales ya que han tenido malas experiencias con algunos organizadores, e intentarán promocionarse en eventos privados. Todo esto viene a colación por un artículo aparecido en un periódico nacional que se prevee una burbuja en los festivales, por su número tan exagerado: 850 festivales al año.


Y para terminar, ya hemos sacado entradas para nuestro Festival de la Guitarra, que trae este año muy buen cartel: Maite Martín, José Antonio Rodríguez, Niño de Pura, Noa y Pasión Vega, Robe, más clásica, rock y jazz.
 ¡Así que a animarse!



martes, 6 de junio de 2017

Los vinos de la DO Jerez, explicados y disfrutados con Ramiro y Armando

 La Asociación de Sumilleres ha tenido la suerte que Rafa Sánchez convenciera a Ramiro Ibáñez y Armando Guerra a que vinieran a casa de Joaquín a darnos una clase resumida de historia bde elaboraciones en la zona de Jerez y a una estupenda cata de ocho vinos, más un champán.

Ramiro y Armando forman parte de un grupo de jóvenes enólogos, de conocedores y amantes del vino que están sacando a flote las virtudes de la tradición elaboradora del marco de Jerez.

Ramiro es un avanzado en buscar nuevas o antiguas elaboraciones, de poca producción. Tiene su propia pequeña bodega, Cota 45, en Sanlúcar donde trata que sus vinos vengan determinados por la influencia de la albariza o las albarizas, porque hay distinyas clases de estas tierras calizas, de la condiciones climáticas: zona costera o más interior, y por el control de la crianza biológica, que no sea la dominante al final en el vino.

Armando regenta con su padre la Taberna Er Guerrita que se ha convertido en una referencia enológica nacional, y actualmente lleva la representación de los vinos de alta gama de la bodega Barbadillo, la más importante ahora en Jerez.

La cata tuvo su preludio con una copa de champan P. Gonet, especialmente seleccionado por Armando para Barbadillo.

Ramiro comenzó con un interesante y didáctico repaso a la historia de los vinos de la zona.
Por ejemplo, y haciendo un resumen, hasta 1778 estaba prohibido almacenar vino en las bodegas, lo cual significaba que los vinos salían del año, ya que no tenían la capacidad de envejecer en las botas al no haber almacén.
Si actualmente es la Palomino la variedad que reina en la zona, antiguamiente había hasta 43 tipos distintos, lo cual indica la riqueza que se ha perdido o bien en positivo, cómo se ha regulado el sector a lo uniforme.
Cada población tenía su especialidad: la Tintilla en Rota, la moscatel en Chiclana, etc.

A partir de 1840 es cuando aparecen en los libros de las bodegas las reseñas a las criaderas. O dicho de otra forma, antes apenas si había criaderas y el vino servía para el trago largo de la población.

Ramiro defiende la diversidad en las elaboraciones e intenta recuperar las antiguas prácticas enológicas, como hacer fermentaciones en barricas que le darán además de mayor comnplejidad al vino, mayor vida.

De comienzo nos sorprendió con dos vinos blancos, llamados UBE, elaborados con cepas viejas de palomino en dos pagos con distinto tipo de albariza y de lugar, uno de la costa y el otro interior. El resultado fue la fermentación en botas de manzanilla fue claramenre distinto en nariz y boca. 
Así, el UBE Pago Miraflores 2016 mostraba aromas a pólvora, hierbas, ácido, equilibrado, mientras que el UBE pago Carrascal 2015 (costero) con aromas a manzana, camomila o hinojo.

 














Tras la vichisoise con melón y gambón se pasó a la Manzanillia Pasada Pastora (de Barbadillo) con una edad de 9 años.

Un vino muy sabroso, salino, seco pero todo muy suave. Aquí huno debate de cómo el término Pasada se ha asentado entre los consumidores conocedores de estos vinos, pero que inicialmente parece algo peyorativo.

En este punto Ramiro indicó que en la elaboración tradicional se seguía el contenido en alcohol de las botas: por un lado, las levaduras de velo consumen alcohol bajando éste por tanto, y que a su vez sucedía la evaporación del etanol que contraponía su efecto al de las levaduras. 
Cuando el contenido en alcohol subía era cuando las levaduras no lo consumían, y sólo era efecto de la evaporación. Ese momento es cuando se llamaba de manzanilla pasada: o sea tiempo y reposo.

Después se pasó a los vinos de otro corte.

La mayoría venía envasado en botella Magnum. Armando argumentó que este envase es el mejor para los vinos de larga vida y crianza, además de un tema de marketing ya que los Magnum se asocia a vinos de alta gama, y como ellos decían en la cata estos vinos están a la misma altura que vinos de clase mundial.
 
El Forlong 2009 (botella Magnum), de viñedo ecológico Palomino, un vino de añada. Sin rocío de otros años, con menos crianza biológica y mucho reposo en botella.
Aroma a pegamento, manzana madura, salino, gran retrogusto, glicérico. En boca me recordaba a los vinos de Montilla-Moriles.
Este vino venía marcado como antiguamente se hacía para el vino de calidad, vino palma, en este caso con dos palmas.

Ramiro nos mostró otro vino con poca crianza biológica, ya que él lo prefiere así (como se hacía antes) y porque los vinos se salen de la uniformidad.

Y así era el Encrucijado 2014. Un oloroso (corta crianza biológica y después oxidatyiova) con 40% perruno, mantua de pila y sólo un 20% de palomino. Por supuesto este vino no está registrado por la DO Jerez-Manzanilla de Sanlúar.
Aroma a naranja, cálido, boca sabrosa. Un vino diferente.



El Amontillado de Barbadillo, Z<->J o Zerej (jerez al revés) es aún un amontillado joven. Elaborado con la base de manzanilla Pastora este Magnum.
Sólo se envasaron 240 botellas de este vino. Muy fino en boca, cálido, ácido, suave y salino.












 






Además de otros platos, Joaquín y María prepararon tostadas con ahumados de bacalao, amchoa y salmón con aguacate, aceitunas negras y ensalada.














El oloroso Z<->J de Barbadillo es un generoso amable, con aroma a caramelo, glicérico, graso, con retrogusto y aroma dulzón.

Aquí se combinó con pollo al curry.

Por último el Palo Cortado Z<->J con 20 años de crianza. Un generoso muy equilibrado, con aroma ligero a pegamento, dulzón en nariz, ácido en boca. Muy rico.

Una gran cata donde se resumió la fiolosofía de estos jóvenes enólogos que intentan abrir el abanico de modos de elaboración de Jerez y Sanlúcar, tan sólo siguiendo los métodos que se hacían antiguamente: con más variedades de uva, con menos crianza biológica. 
Al respetar y catalogar las pagos tambén se pueden seleccionar los vinos según su calidad, e intentando darle al vino la personalidad suficiente para una larga crianza en botella.

Como dicen ellos: Más suelo y menos velo.

La asistencia a la cata fue muy numerosa con profesionales del vino y otros aficionados que lograron que Ramiro y Armando sintieran envidia de nuestra Asociación de Sumilleres.






P.D.: En recuerdo a Fermín.















Cafe-Bar Lucas. El secreto de lo clásico

 Rafael Gómez lleva este local familiar situado desde hace tiempo en la plaza de Ramón y Cajal. Es lo que se dice un clásico, y se ha especializdo en perritos calientes, diversos bocadillos y también tienen tapas para aquellos que no les tire tanto el pan.

La máquina para el pan de los perritos la tiene en la ventana que da a la calle, bien visible. 
Muchos de Córdoba, pueden recordar la novedad que supuso la apertura del Lucas con su elaboración de perritos. Era lo máximo que se podía llegar cuando uno tenía dinero suficiente. Y qué buenos estaban.

No hace mucho pedí uno y me sorprendí cómo me podía gustar tanto aquellos perritos, pero es lo que tiene la juventud que pocas cosas caen mal. 
Porque el Lucas tiene su público fiel, y sigue muy concurrido. 
En aquellos tiempos había competencia de otros sitios donde comer bocadillos como el Bocadi o el Picantón, cada uno con su especialidad en bocadilleria.

Rafael, su dueño es cofrade hasta la médula y tiene su calendario cofrade en el que aparecían los 294 días que faltaban para la próxima Semana Santa.

Tiene dos finos: el de Bodegas Gallo y El Tertulia de Bodegas Delgado. Bueno este último, el otro como que no.
Por cierto, allí Manuel nos habló de los problemas que viene sufriendo la Taberna El Gallo con el desvío del tráfico por la calle María Cristina.

La cuenta de seis medios y dos tapas generosas de tortilla de patatas y caballa con tomate salió por 11,80 eutros. Muy económico, más no puede ser.

Entre el buen servicio y entrega de Rafael, su mujer y empleados, lo económico del sitio, han hecho del Lucas un local con mucha asistencia de personal.
Y más como el viernes pasado que media Córdoba nos echamos a la chopin nait (compras nocturnas).



jueves, 1 de junio de 2017

La Feria de Mayo de Córdoba vista desde otra perspectiva


Ha terminado la Feria de Córdoba 2017. Como ha venido sucediendo este año con todas las actividades festivas, la afluencia de público ha sido superior al año anterior.
En cuanto a casetas, unas no han renovado y otras han tomado su ligar.

Voy a hablar de una de ellas, la que ha montado la Federación Andaluza de Comunidades. Creo que es una idea arriesgada y muy original.
Esta federación agrupa a las entidades culturales andaluzas, ubicadas en Cataluña, y tratan de organizarse y hacer actividades, charlas sobre la cultura andaluza y catalana.
Este año decidieron montar la caseta por primera vez en la Feria de Córdoba con el objetivo de que se recuerden a los andaluces del norte, arraigados en Cataluña muchos de ellos, pero que no quieren perder su identidad natural andaluza.

Hablé con ellos, o una parte de los diez que llegaron antes de comenzar la Feria: Miguel Montaño (presidente de la FAC), Amelia Orihuela, Pepe Soto e Isa Caso.
Amelia es cordobesa y Miguel, trabajó en los años setenta como militar en el cuartel de Artillería de Medina Azahara (RACA).

- La Feria de Córdoba nos ha parecido muy interesante para dar a conocer nuestras actividades. En principio se pensó en probar en la Feria de Sevilla, pero aparte de la gran lista de espera para conseguir una, nuestro objetivo es que se nos conozca, y al ser prácticamente privadas en Sevilla; montar una caseta sólo podía darse aquí.

- Sí, hemos traído productos típicos catalanes que se sirven en las fiestas en la calle, como escalibada (asado de verduras), butifarra a la plancha y cocas saladas y dulces (panes rellenos). 
Nos trajimos un horno eléctrico de 100 kilos y un buen panadero, pero estos productos no son conocidos por aquí, y apenas tuvieron al principio demanda; y los que vienen a la feria piden las raciones típicas: tortilla, pinchitos, pimientos fritos, salmorejo, etc..
Sí es verdad que el boca a boca funcionó al final y algo se ha podido servir de productos catalanes.

- Algo que nos ha sorprendido son las casetas que parecen discotecas y que se salen de la norma de caseta tradicional, en la que la música son sevillanas y rumbas sobre todo.
Respetamos las costumbres de aquí, pero creo que si el año que viene venimos de nuevo (esa es nuestra idea) nos centraremos en tener un ambiente para aquellas personas, familias o asociaciones que les gustan las casetas tradicionales.
Este año hemos tenido actuaciones de flamenco y de copla española, que han gustado.

- La ciudad está muy cambiada. Lo que en los tiempos que la conocimos hemos comprobado cómo ha crecido y cómo han aparecido los nuevos y bonitos barrios. Sí, nos ha gustado mucho, aunque por la intensa tarea de la caseta apenas si hemos podido disfrutar de Córdoba. El tráfico en la ciudad es complicado como en nuestros tiempos.

Nos ha sorprendido el precio de los alojamientos en estas fechas. Por suerte, viajamos en coche (para traer el horno) y nos hemos alojado fuera de Córdoba para poder descansar.

- Entre otras cosas queremos ofrecer buenos vinos de Montilla-Moriles en nuestra caseta. Siempre que se sirva calidad, la gente al final lo reconoce.

- El balance global: hemos trabajado con gusto, no nos ha salido cara esta aventura y el año que viene volveremos con todo más organizado, con tiempo, para que otras asociaciones locales nos conozcan y podamos intercambiar experiencias.

- Lo principal, que en Cataluña tenemos nuestra vida, y que nuestra identidad la mantenemos.