martes, 27 de junio de 2023

Cata de vinos de la Bodega Tomas Postigo

     El lunes 26 de Junio, tras la dolorosa pérdida de Antonio Flores, nuestro querido Secretario de la Asociación de Sumilleres de Córdoba, continuamos con la actividad de las catas de vino, gracias a la labor de Cristina y José Ignacio. 


     En esta ocasión fue la presentación de los vinos  por Tomás Postigo y su esposa. Tomás, químico por la Universidad Autónoma de Madrid, comenzó a trabajar en el mundo de la enología en 1984, en la Cooperativa de Peñafiel, que luego se convertiría en Protos. Cuatro años más tarde fundó Pago de Carraovejas, la conocida marca ribereña; para fundar ya solo en el 2008, la bodega que lleva su nombre y que nos visitó el día de arriba citado.

     Actualmente los cuatro hijos trabajan en la bodega.

 

     La bodega se encuentra a 1.000 metros de altura, y este clima condiciona el trabajo en bodega, el de la bodega (refrigerada si se precisara para permanecer todo el año a 12ºC), y también a los vinos que allí se elaboran. No digo, viña, porque Tomás compra la uva (300.000 kilos) a viticultores exclusivos y a los que paga con remuneración exclusiva también.

     - El primer vino fue un Verdejo del 2019 cultivado en Niebla (Segovia) en la DO Rueda cultivadas en vaso y a pie franco. Se recolecta en camión y tras pasar una mesa de selección, permanece refrigerado a 12º C toda la noche . El mosto fermenta a baja temperatura en barricas y el vino permanece en las barricas durante 8 meses. En el 2019, el vino no hizo la maloláctica.


     El aroma frutal, y a pan propio de la variedad, y con la crianza en barrica, es una excusa para la entrada en boca tan exquisita que tiene, se puede masticar y al final queda un regusto amargo y secante elegante que permanece en la garganta y en la copa. No me equivoco si digo que es uno de los mejores verdejos que nunca haya probado.

     - El segundo fue el Tinto 3º año del 2020, con Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec. Las uvas pasan una doble mesa de selección rigurosa, y se evita la oxidación de las uvas enteras mediante el empleo de un OVI, un depósito que se llena de uvas y por sistema mecánico se lleva a la entrada/boca del depósito.  Tras la fermentación, el vino pasa 12 meses en barrica de roble francés.

     De un intenso color rojo-malva, huele a frutos rojos y bollería, muestra una muy buena expresión frutal en boca, junto con una suavidad de terciopelo. Nada de astringencia, todo muy elegante.

     - El tercero fue el Tinto 5º año del 2018, con las mismas variedades que el anterior tinto. Tras la fermentación en depósito el vino pasa a barrica.

 

     En este caso el vino es aún más oscuro y el aroma a madera de roble francés es más notorio, por los 12 meses en barrica francesa nueva, y recuerdos de fruta y bollería. Con una boca muy larga se muestra como un vino redondo.

     - El cuarto fue el Tinto Vinificación Integral del 2016, presentado sólo en botellas Magnum.


     Tras fermentación en barricas de roble francés pasa en total 18 meses en contacto con la madera. Con aromas a madera de roble y fruta roja, se percibe más claramente el alcohol. En boca es muy largo y aterciopelado. Otro vino como los anteriores que da idea de probar algo antes no conocido.

     - El quinto y ultimo fue el Tinto del 2017 Rebollo, y este nombre hace mención al nombre del roble de Castilla y León (Quercus pyrenaica) en el cual ha estado 12 meses en barrica, y que también se embotella sólo en Magnum.



     Muy intenso de color, presenta una nariz corta y afilada, en boca se nota la madera, al principio agreste para pasar después suave en boca. Quizás el único vino de calidad con esta variedad de roble.

 

     Lo dicho, una cata casi perfecta, por no decir de las que hacen mucha afición a los vinos

 

 

 

     - En cuanto a la comida, en esta ocasión la comida estuvo a la altura de los vinos, lo cual nos alegramos mucho. Salmorejo, tiras de filetes de pollo, croquetas, bacalao y pincho de frutas.