martes, 30 de julio de 2013

Casa Sanchis


Arroz con bogavante
Esta vez hemos ido a comer arroz a este restaurante situado en la avenida del Aeropuerto y esquina a Naranjal de Almagro, cerca del Centro de Salud. Ocupa el mismo local que el restaurante Aya, pero este languidecía y tras el cambio de titular de nuevo vuelve a estar concurrido. Y es que se ha puesto de moda, y son muchos los conocidos que me hablaban bien de este sitio. La decoración es mínima, es espacioso y el personal de sala es atento y dispuesto a recomendarte tanto comida como vinos. En nuestro caso íbamos tres, y como el arroz se sirve como mínimo para dos personas, sólo pudimos probar un tipo de arroz, el caldoso de bogavante. Como entrantes pedimos unas croquetas de bacalao y una ensalada variada con frutos secos. Las croquetas, con buena masa y consistencia, estaban fritas con una masa que tenía un regusto dulzón, o al menos me lo pareció.
Arroz negro
En cuanto al arroz de bogavante (18 € por persona), era caldoso, más no meloso. De buen sabor, el marisco en su punto y acompañado de unas gambas arroceras. Ni que decir tiene que repetimos hasta acabar la abundante olla. El único pero, algo más caldoso de la cuenta. El grano, de tipo bomba, aguantó hasta el final sin perder forma y sabor.
Arroz con rabo de toro
Otros tipos de arroz los probaremos en otra ocasión, como el arroz negro y el de rabo de toro, muy aromático ya en la olla. Para acompañar la comida pedimos un tinto de Ronda, de Descalzos Viejos, con 6 meses de barrica. Muy intenso de color, pero poco brillante y frutal en nariz, en boca resultó muy agradable y servido a una temperatura óptima. Los vinos están bien de precio, por ejemplo el rosado de Pago del Vicario a 9 euros o el Descalzos Viejos, a 16, justo el doble de lo que se encuentra en tienda.
Precio total por persona, 30 €. Precio razonable, y comida de calidad. Notable alto.











miércoles, 24 de julio de 2013

Malaparte: Pub · Restaurante de sushi · Bar de tapas y restaurante

Este local de muy reciente apertura está en la calle Doce de Octubre. Tiene una decoración clara, limpia y agradable, contribuyendo a ello también una buena iluminación natural, por el amplio escaparate y por la propia del local: nosotros fuimos al mediodía, pero como se ve en las fotos también hay una sugerente luz en la barra.
Lo que más me llamó la atención fueron las patatas fritas que servían de aperitivo. Realmente estaban muy buenas, algo gruesas por lo que estaban muy crujientes... y con poca sal, vamos un verdadero pique, tanto que repetimos varias veces. Le pregunté de dónde eran y tan sólo contestaron aque eran artesanas, de Córdoba. Y esto viene a cuento porque en varias ocasiones he oido como las patatas fritas que prepara San Nicasio con aceite de oliva virgen, en Priego de Córdoba, son de excelente calidad y han ganado varios premios.  También nos sirvieron unos montaditos de salmón, bien preparados y frescos.
En su carta también aparece una buena lista de tapas, molletes, raciones, y un surtido de sushi, pero lo dejaremos para otra ocasión.
En cuanto a los vinos tenían en botella de 3/8 el CB Alvear, un vino muy bueno con todos los atributos de un fino, aromas a frutos secos, maderas, algo amargo en boca y muy ligero en su paso en boca, quizás sería el único pero. Este es un fino que no defrauda.
Un sitio agradable para tapear, habrtá que ver cómo cambia por la noche

viernes, 5 de julio de 2013

De nuevo en la taberna La Sacristía


Hemos vuelto a la taberna La Sacristía, en el más torero barrio de Córdoba, en Santa Marina. Es un local muy agradable, con un ambiente de barrio y que sigue su curso aparte de afluencias masivas, tanto que por en Jueves Santo, cierra para acompañar al Caído. Para disfrutar de su ambiente tranquilo y decoración taurina, cualquier día es bueno pero sin prisas... y en fin de semana nos la podemos encontrar casi llena.
La barra es en forma de U con el camarero bien alto para dominar el sitio y estar pendiente del personal.
La carta es corta ya que se basa sobre todo en tapas y en montaditos, todos muy ricos, sobresaliendo el de pringá.
a la izda el fino filtrado, y derecha el sin filtrar
En cuanto a los vinos finos  tienen las dos formas de Bodegas Doblas envados en bag-in-box: filtrado y sin filtrar. Los gustos en cuanto a fino han cambiado mucho en esta ciudad, y todo está dominado por su consumo. Si antes los finos eran más secos, y el personal los quería más suaves, muy suaves, casi recién fermentados, pues se hace así. Si se quiere casi transparente, a imitación de la manzanilla, se hace sin  problema. Pero a muchos entre los que me incluyo, esos vinos no son realmente finos. Y debo decir que antes los vinos de la Bodega el Gallo, estaban muy afrutados, suaves, pero ahora no es así y prácticamente son casi transparentes y sin color, y con poca gracia. También está la otra variante, la de los vinos más hechos y a ser posibles más auténticos, casi sacados de la bota. Una buena bota de crianza con su flor, cuando se hace la saca, el vino está limpio o con una ligera turbidez. Muchas veces nos encontramos vinos sin filtrar, casi turbios.
Pues bien, en la Sacristía pudimos disfrutar de las dos varientes, filtrado y sin filtrar. El vino filtrado era más seco, punzante, mientras que el sin filtrar estaba más suave, con más aromas, en definitiva aparentemente más fresco.