La máquina para el pan de los perritos la tiene en la ventana que da a la calle, bien visible.

No hace mucho pedí uno y me sorprendí cómo me podía gustar tanto aquellos perritos, pero es lo que tiene la juventud que pocas cosas caen mal.
Porque el Lucas tiene su público fiel, y sigue muy concurrido.
En aquellos tiempos había competencia de otros sitios donde comer bocadillos como el Bocadi o el Picantón, cada uno con su especialidad en bocadilleria.
Rafael, su dueño es cofrade hasta la médula y tiene su calendario cofrade en el que aparecían los 294 días que faltaban para la próxima Semana Santa.

Por cierto, allí Manuel nos habló de los problemas que viene sufriendo la Taberna El Gallo con el desvío del tráfico por la calle María Cristina.
La cuenta de seis medios y dos tapas generosas de tortilla de patatas y caballa con tomate salió por 11,80 eutros. Muy económico, más no puede ser.
Entre el buen servicio y entrega de Rafael, su mujer y empleados, lo económico del sitio, han hecho del Lucas un local con mucha asistencia de personal.
Y más como el viernes pasado que media Córdoba nos echamos a la chopin nait (compras nocturnas).
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