miércoles, 23 de diciembre de 2015

Taberna del Río: se come bien allí

El lunes 21 de Diciembre quedamos todos, o sea los ocho: tabernícolas al completo, para comer en la Taberna del Río
Un lugar agradable, bien atendido, y situado en la Ribera: quizás la zona donde haya más oferta gastronómica del a ciudad.
El día acompañaba (aunque por las trazas que llevamos en el año, tener un día soleado es ya una mala señal).

La Taberna del Río y La Montillana (en el centro) son del mismo grupo y ambos se caracterizan por tener una comida bien elaborada y a buen precio.
El lugar que ocupa la taberna es una casa de pisos, y azotea. La planta baja está elevada del nivel del suelo y se asemeja a un mirador desde donde ver el río y el puente oxidado.

Como se ve el día era espléndido, y el abrigo sobraba hasta en la sombra: qué cosas del cambio climático en estas fechas navideñas tan entrañables.

El servicio fue atento en todo momento y los platos salían rápidos, demasiado rápidos. Pensábamos que con todo el personal que había en la Taberna, a cocina iría lenta y que habría que pedir rápido. La consecuencia fue que cuando un plato s terminaba llegaba otro bien rápido. A pesar de ello, acabamos cerca de las seis con los cafés, el postre y las copas.

En cuanto a los platos pedidos:

- Mazamorra de almendras, confitura de pera ecológica y virutas de atún ahumado.  Sabroso y bien elaborado, con sabor ligero a almendras; el acompañamiento le iba muy bien. 


Si acaso, que la mazamorra estaba muy triturada y algo líquida. Creo que se abusa del tamizado de estas cremas, y se elaboran pasadas de trituración: si reservaran una parte menos triturada y se añadiera al final quedaría un tacto en boca… menos sintético e industrial, como parece que es la tendencia.

- Ensalada de espinacas, queso de cabra de Zuheros, tomate semi-seco y piñones, una ensalada fresca y muy bien aliñada. El queso más ligero de la cuenta.

- Noodles con mini sepias y salsa ponzu. Este plato nos sorprendió gratamente a todos. Cada día estamos más acostumbrados a la cocina asiática. Y este plato combinaba la pasta con una salsa combinada de soja y sepia. 
El típico sabor a glutamato de las salsas de soja no sobresalía y junto con el calabacín a la plancha, quedaba muy resultón el plato.

- Pluma ibérica a la parrilla. 
Un plato con 220 g de carne, según carta. Y la carne ibérica estaba en su punto de hechura. Hace poco comimos pluma en otro sitio, y la carne estaba totalmente pasada. 
Creo que hay que esforzare por hacer mal la carne de cerdo ibérica. Si se pasa es por falta de atención en cocina. 

- Chipirones a la sartén con salsa Americana y chiles
Este plato llevaba una base de cuscús que contrastaba con el picante de la salsa. 
Estaba conseguido el plato aunque quizás no lo disfrutáramos a causa de que ya íbamos ahítos, o bien saciados que casi sobró un poco. Y en nuestro grupo una cosa no, pero de buen comer y beber somos. Y no está bien dejarse algo en el plato, tal como nos enseñaron de pequeños.

En cuanto a la bebida, pedimos fino Eléctrico, fresco, refrescante en boca, con poca crianza y muy fácil trago, también de poca persistencia en boca.

Y de tinto, aunque nos ofrecieron Pétalos del Bierzo (a buen precio, 25 euros, cuando en tienda está sobre 15) escogí el Baltasar Gracián Viñas Viejas. Un tinto garnacha de la DO Calatayud.
Un tinto con muy buen color rojo picota. Con muchos aromas a fruta roja y negra. Bastante complejo en nariz, con dulzor ya que son 15º de alcohol. En boca era fresco, un pelín amargo y buena persistencia.

Se bebía fácil. El precio era de 14 euros, y en tienda debe andar entre 6 y 8 euros. 




















Parece que empiezan a cuidar el precio de los vinos. Al día siguiente comí con los compañeros de trabajo en el Garum, que queda cerca de la Taberna, y el Pétalos a 22 euros.






Tras los postres, Tarta de la abuela Tarta tres chocolates a nuestra manera (Crema de nutella, mousse de chocolate blanco y teja de chocolate negro), una copa de brandy de Sánchez Romate (eso sí, a 7 euros la copa). Hacía tiempo que no tomaba este licor fuera de casa. Y como buen representante de los vinos de Jerez, era dulzón, equilibrado, suave en boca, muy comercial.



Por último, la cuenta. Todo salió por menos de 25 euros. Creo que estuvo muy bien, ya que los platos se pidieron por duplicado.
 Eso sí, hubo que rectificar la cuenta dos veces porque había varios conceptos cuadriplicados, en vez de las dos pedidas. Y eso que se le pidió siempre al mismo camarero. Pero para eso hay que repasar en estas fechas en que todo es alegría, amistad y buen humor.

Así que a todos los que vayan a leer esta crónica les deseo Feliz y lluvioso 2016. Ya lo de próspero, si llueve, será más fácil que lo sea.

































2 comentarios:

  1. Una crónica estupenda y fiel a lo vivido. El ambiente agradable , aparte del clima, se potenció gracias al equipo humano que lo disfrutaba : buenos momentos!

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  2. Hola Carmen. Sí que estuvo bien la comida gracias a la compañía

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