En total fueron cuatro vinos, y antes de comenzar Rocío Márquez nos adelantó que habría al menos una sorpresa.
Parece que hay un grupo de bodegas que se juntan y se hace una cata ciega de sus producots, y los bodegueros expresan sus preferencias, cualidades y defectos. Diríase que a pelo se conoce la opinión de gente entendida en el tema.
Yendo a los vinos de Robles de la noche, que presentó y describió Rocío:
- Chenin Blanc, con 11º de alcohol y con algo de carbónico. Tipo frizzante o tipo aguja, es decir con carbónico. Para que sean considerados como tales, el carbónico debe provenir de la fermentación y cuando se adiciona el carbónico se les llama vino espumoso.
Es de un color amarillo pálido, y lo novedoso es la burbuja en el fondo de la copa. La burbuja estaba muy bien integrada, pequeña, juguetona en la boca.
Es persistente y puede ser una grata sorpresa para mucha gente. A los asistentes les pareció muy agradable, pero en mi caso los vinos abocados no me entusiasman. Quizás le sobre algo de azúcar ya que cuando sube la temperatura el dulzor se acrecienta, si bien los aromas herbáceos y florales comenzan a aparecer.
Hay que reconocer que es una estupenda oferta este tipo de vino y que seguro que tiene éxito comercial.
- Verdejo, con 12º y claramente mucho mejor que otros elaborados por esta bodega. En aroma y en boca.

- Vino yema. No es un vino para el mercado, ha sido elaborado este año y será añadido a las botas para elaborar los finos. Querían traerlo para que lo conociéramos. Es un vino dorado, quizás con un color demasiado desvaído y con pocas notas de juventud. Tenía poco aroma: notas a manzana, levadura y también reducción. En boca es goloso, algo dulzón, ácido y persistente.

- PX, un vino con 12º de alcohol, de color ámbar y muy denso. Aromas a dátil, naranja y orejones. Tiene un elevado contenido en azúcar, unos 300 g/L, y el alcohol añadido (menos del 15% legal o normativo) que debe serr también ecológico, está muy bien integrado. Ya, en diciembrte. En boca es muy dulce, pero a la vez fresco por su elevada acidez. Tiene un ligero amargor que redondea el producto.
Una buena presentación de los vinos de Robles, bien apoyada por imágenes de la viña ecológica.
Para terminar hubo una pequeña degustación de aperitivos en la terraza del 10: mazamorra, berengemas con miel, trozos de flamenquín, …
La decoración de la Taberna Nº 10 está conseguida, a mi parecer, y la casa está aprovechada al máximo. Es un sitio acogedor. Quizás haya excesivos colores en las paredes.
Las vistas son muy interesantes, a pesar de ser sólo tres plantas; además, la noche en la Judería es diferente: tejados, campanas de relojes, silencio, hace que todo se sienta diferente y entrañable.
Lo que hay que hacer para no escribir mágico o espectacular, palabras en mi opinión supersobadas a base de abuso en su uso.
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