
La charla se dio en una sala de Bodegas Campos, cuya Fundación organiza este ciclo.

Pues en el caso de los vinos ocurre algo parecido: en otro tiempo fueron parte de nuestra cultura, una importante fuente de ingresos y que empleaba a mucha mano de obra.

La familia Alvear fue la primera que construyó una bodega en Montilla. Diego de Alvear inicialmente buscó negocio construyendo un molino de aceite, pero que fue derribado por orden de los Marqueses de Priego, señores de la comarca, y que monopolizaban la extracción de aceite. A consecuencia de este hecho, parece que este hombre de grandes iniciativas se orientó por la prensada de uva para hacer vino, entre otras cosas por recomendación de un amigo jerezano llamado González, que daría lugar a González Byass. Qué cosas, ¿no? Eso era en 1729.
Con la llegada del tren, se pudo enviar grandes cantidades de vino a Málaga para su exportación, ya que a mediados del siglo XIX, el precio del vino Montilla-Moriles era hasta más alto que el de Jerez. Pero en esto que llegó a partir de 1865, primero la plaga de oidio, y luego la de filoxera en 1880. Y otras zonas emergieron, como La Mancha, Rioja, Cataluña, etc., en producir vino, y Montilla-Moriles quedó algo relegada.

Lo dicho, una charla muy documentada y excelentemente expuesta por un entendido del mundo del vino y su negocio.
Para darle nuevo empuje a este complicado negocio para eso están los viticultores, bodegueros actuales para reorientarse en el consumo de unos vinos especiales. Y eso ya se verá en las próximas charlas.
Tras la charla, hubo degustación de vinos fino servido por un experto venenciador, que hizo las delicias de más deudo viendo con qué arte servía los 50 mililitros de rigor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario