Dentro de las actividades organizadas por el Consejo Regulador Montilla-Moriles, asistí a la interesante conferencia de Fernando Fuentes, profesor de la Facultad de Derecho de la UCO. Se trata de un ciclo de charlas o conferencias titulado: "Montilla-Moriles en clave de futuro". Siempre se ha dicho que para conocer el presente y el futuro hay que conocer el pasado: así que de eso se trataba, de conocer cómo se desarrollaron los inicios, los mejores años y la decadencia de Montilla-Moriles, hasta llegar a la esperanzadora situación actual.
La charla se dio en una sala de Bodegas Campos, cuya Fundación organiza este ciclo.
Una sala llena de grandes carteles de la feria de Córdoba, muy artísticos, donde se anunciaban los festejos, entre ellos los taurinos. Son parte de nuestra historia, y uno de los asistentes comentaba que habría que potenciar las corridas de toros como parte de nuestra cultura: pero los tiempos han cambiado, y ya los carteles de feria son de otro estilo. Por ejemplo, recordar el cartel con el joven modelo con vaqueros, camisa blanca y sombrero cordobés: eso sí, con pose torera.
Pues en el caso de los vinos ocurre algo parecido: en otro tiempo fueron parte de nuestra cultura, una importante fuente de ingresos y que empleaba a mucha mano de obra.
Comenzó la charla con detalles históricos muy sugerentes. En 1750 apenas si se superaban las 200 Has. de vid, ya que el cereal y el olivo copaban los cultivos. Solo para autoconsumo,
La familia Alvear fue la primera que construyó una bodega en Montilla. Diego de Alvear inicialmente buscó negocio construyendo un molino de aceite, pero que fue derribado por orden de los Marqueses de Priego, señores de la comarca, y que monopolizaban la extracción de aceite. A consecuencia de este hecho, parece que este hombre de grandes iniciativas se orientó por la prensada de uva para hacer vino, entre otras cosas por recomendación de un amigo jerezano llamado González, que daría lugar a González Byass. Qué cosas, ¿no? Eso era en 1729.
Con la llegada del tren, se pudo enviar grandes cantidades de vino a Málaga para su exportación, ya que a mediados del siglo XIX, el precio del vino Montilla-Moriles era hasta más alto que el de Jerez. Pero en esto que llegó a partir de 1865, primero la plaga de oidio, y luego la de filoxera en 1880. Y otras zonas emergieron, como La Mancha, Rioja, Cataluña, etc., en producir vino, y Montilla-Moriles quedó algo relegada.
En el siglo XX, sobre los años 70 es cuando se alcanza el máximo de producción y cultivo de vid, aunque no así de calidad, que ocasionó el cierre de bodegas sobredimensionadas. Hasta llegar hasta hoy, en el que se busca la calidad, exportar, incrementar el consumo… lo que sea, porque el mundo de los vinos generosos está cada vez más especializado y a la vez limitado.
Lo dicho, una charla muy documentada y excelentemente expuesta por un entendido del mundo del vino y su negocio.
Para darle nuevo empuje a este complicado negocio para eso están los viticultores, bodegueros actuales para reorientarse en el consumo de unos vinos especiales. Y eso ya se verá en las próximas charlas.
Tras la charla, hubo degustación de vinos fino servido por un experto venenciador, que hizo las delicias de más deudo viendo con qué arte servía los 50 mililitros de rigor.
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