Es el local con más sello cordobés. Inaugurada en 1879 y refundada en 1984 mantiene como ninguna las señas de identidad de la taberna cordobesa. Austera, auténtica, tranquila y acogedora. Con distintivos de recomendaciones en su exterior, tiene dos entradas, una destinada al copeo de pie y donde están las botas. La otra da al patio cubierto y a las demás dependencias. La solería no se ha cambiado, como tampoco el mobiliario: muy negro, para aguantar mejor el tiempo, y el tablero de las mesas, de mármol blanco.
Las mesas se disponen en el patio y en varios cuartos, y que han servido para tantas reuniones de amigos, de asociaciones, de actos culturales...
El fino lo suministra la bodega Los Raigones, en la Sierra de Montilla. Sin filtrar, amarillo verdoso. Especiado, avellana, manzana verde. Con cuerpo, arteciopelado, y suave de entrada. Tiene el sabor tan buscado por tantos aficionados de los vinos de Montilla, el acamuesado, y que dio origen a una clase de vinos suaves, con toques de madera, con no excesiva crianza.
Muy buen vino este de los Raigones.
El tapeo trata de emplear platos de la cocina cordobesa, como las naranjas con bacalao, el picadillo de tomate, sangre encebollada y otros como el flamenquín, rabo de toro...
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