Nuestros conocidos, Diego y Alberto, de Pagos de la Encomienda, de Villafranca de los Barros (Badajoz) se acercaron a Pagos de las Caballerizas para mostrarnos sus vinos.
Había ganas de juntarnos y hubo tal afluencia que se completó el aforo de la sala.
Se hizo una presentación de vídeo donde se mostraban las instalaciones de la bodega y la finca, y se destacaban las buenas prácticas para conseguir un buen trato a la uva. Vendimia nocturna para que las uvas llegaran frías a la bodega, mesa de selección y movimiento de uvas por gravedad para dañar lo mínimo a la suvas. Enfriamiento de los depositos a 5ºC durante dos días y fermentación a relativa baja temperatura. Para los tintos realizan delestages para incrementar la extracción de aromas y materia colorante. Para el blanco y rosado, prensado en atmósfera inerte. Todo encaminado a conseguir vinos con mucha nota frutal.
El blanco Nadir 2010, elaborado con Cayetana, Perruna y Cifuentes. De color amarillo anaranjado. En nariz salen notas a flores, frutas: melocotón, piña, melón y plátano, y algo de hierbas. En boca es de cuerpo intenso pero con una acidez media y con un amargor o astringencia al final, muy corto pero notable en intensidad.
El rosado Nadir 2010, con Tempranillo y Petit verdot. De color fresa y algo de tono cereza con un color intenso para ser rosado. En nariz notas frutales, palote de fresa, moras, gominolas, notas vegetales, hierba fresca. En boca, buena entrada, notable acidez y de largo recorrido, salen de nuevo notas a fresas y un ligero amargor. Menos dulzón que otros años y con más hechura. Un buen rosado con aspiraciones de tinto.
El Nadir 2010, Tempranillo y Syrah y 4 meses en barrica, de color granate y púrpura. Con buena intensidad aromatica y muy fino. A fresa, pimienta, café, salen notas a maderas y lácticos. De buena intensidad de sabor, menos dulzón que otros años y con ligero amargor. Un vino equilibrado, de buen paso, amable.
Por cierto, la palabra Nadir existe y es un término astronómico, y que significa el puesto opuesto del zenit. Si el zenit es lo más alto, el nadir lo más bajo. Y también significa un estado personal de mala fortuna.
Y continuando se llegó al último.
El Xentia 2008, con Graciano, Syrah y Tempranillo. De color picota granate intenso, brillante.
En nariz, frutas rojas, regaliz, algo de compota, especias y algo de chocolate.
En boca, lo que más destaca es su fresca acidez, menos dulzón que el del 2007. Buen retrogusto a fruta roja, con apenas amargor, equilibrado. Con bastante cuerpo.
Este fue el vino más apreciado dentro del alto nivel de los vinos de esta bodega.
Antonio para terminar preparó agua de Valencia para terminar, muy rica y fresca aunque con algún añadido además del cava que fue la causa de la última alegría de la cata.
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