En esta ocasión nos fuimos a una de las tabernas más típicas, con todo lo que eso significa para lo bueno y malo. Fue fundada en 1972 y está apartada del trajín de la calle Deanes en plena Mezquita. Hay que entrar por la Calleja de la Hoguera, una de las calles más bonitas de Córdoba. La columna que está en medio de la calle ya cerca de la Casa Árabe es uno de los rincones más tranquilos y vistosos de la Judería.
La Taberna tiene una decoración totalmente taurina y además tiene espectáculo flamenco: típico, ¿no? Se puede uno sentar en las mesas de la entrada, y disfrutar ya de los días primaverales en los que la luminosidad inunda todos los rincones. En este local se reunían los miembros del Aula del Vino, y se pueden ver fotos de Manuel López Alejandre, y del que siempre he considerado uno de los más amenos relaciones públicas del vino en nuestra ciudad: Fernando Pérez Camacho, nuestro querido profesor de viticultura.
En cuanto a la carta pedimos varias tapas con nombre taurino: manoletinas, capote, que se cobran aparte (como toda la vida, y a un buen precio, a 2,5 euros); están sabrosas, pero para los tiempos actuales son algo caras. Hay que tener en cuenta que es una taberna de la zona más turística de la ciudad y aparentemente tiene todo lo que se podría pedir de algo típico.
En cuanto a los vinos, tienen dos: de la bodega Ortega Marín, un fino con bastante nervio, agradable en boca, y buenos aromas de frescor: El otro es del Lagar Blanco, bastante más hecho pero muy plano, con pocos aromas. Este fino lo hemos probado en rama, sin filtrar, en la Taberna Salinas de la Judería y es una delicia. Pero éste estaba envasado y cambia mucho. Me gustó más el primero y que además ha sido la primera vez que lo he catado.
En resumen, una taberna para pasar de vez en cuando por sus alrededores, pero que tiene actualmente una gran competencia en los numerosos locales de la zona, muchos de ellos mejores.
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