Crónica de Raquel Morrison
El Bar El Aguila en la calle Manuel Sandoval recordamos haberlo frecuentado hace tiempo cuando los niños eran pequeños; aprovechábamos mucho para ir pues los veladores los tiene en una zona peatonal donde los críos podían moverse a gusto. Tenían buenas raciones y fueron de los primeros en tener bacalao con patatas paja al estilo portugués. Ahora ha mejorado su ubicación al haberse recientemente peatonalizado la calle Cruz Conde con lo cual es un sitio tranquilo y que permite una conversación sin ruido de fondo. Debería tal vez dejar algo más de espacio libre en las zonas laterales pues en muchas ocasiones colmata el espacio disponible con los veladores y dificulta el tráfico de peatones.Nos ha dado la impresión de que esta taberna pasó por mejores tiempos años atrás y que tal vez la
El Aguila no se ha apuntado todavía a la incorporación de la tapa con la cerveza, que por cierto tenía poca presión. A la pregunta de qué vino fino tienen nos contestan que de Montilla-Moriles, tras insistir nos dicen que solamente de Filigrana de Bodegas San Rafael, la cual se encuentra en la calle Barroso, una céntrica calle. Resulta triste que con la cata del Vino recién acabada te encuentres que en muchísimas tabernas de Córdoba no se promociona en absoluto el vino de Montilla Moriles, practicándose la oferta monocromática del mismo y sin saber si procede de bag-in-box o bien embotellado.
Nos parece el vino Filigrana que sirven está muy pálido con un leve color amarillo pajizo con una presencia similar a la del fino El Gallo y sin muchas cualidades de sabor y aroma. La ensaladilla que solemos pedir siempre en estas giras tabernarias no es gran cosa y tiene pinta de que las verduras en origen están congeladas. El servicio es rápido, hay varios camareros atentos a la petición de los clientes. Los boquerones fritos están normales aunque escasos en número y el precio responde a la media de las tabernas que solemos visitar.
competencia de otros locales la ha hecho decaer.