jueves, 8 de mayo de 2014

Taberna El Risquillo, y tertulia del Palacio del Sur

En esta ocasión hemos estado en la Taberna El Risquillo, situada en la céntrica avenida del Gran Capitán, ya cerca de la Av. de América. Es uno de los varios establecimientos que hay en este tramo del Gran Capitán: el Gaudí, el patio del Colegio de Arquitectos, la cervecería irlandesa, y al menos cuatro más lo que hace que la acera casi sea un continuo desfile de veladores, de modo que los peatones se les encauce por un pasaje en la acera. La única ventaja es que los que están cómodamente sentados son escaparate y espectadores del continuo fluir de personal.
Esta taberna tiene decoración de montería y debe ser punto de encuentro de cazadores, aunque no es nuestro caso. Los veladores son cómodos y tienen toldos que los cubren. Al ser céntrica, los precios son relativamente altos aunque el medio de fino cuesta 1,30 euros, y las raciones son abundantes.



Fino Doblas sin filtrar
La tertulia de hoy ha sido sobre la no construcción del Palacio del Sur, edificio proyectado por el estudio del arquitecto holandés Koolhas, y que sin poner una piedra ha costado diez millones de euros. El lugar era enfrente de la Mezquita-Catedral, en Miraflores o sea en la margen izquierda del río. Las últimas noticias son que la Biblioteca Provincial que está ahora en el edificio antiguo del Palacio Episcopal se va a trasladar al solar donde se iba a construir dicho Palacio del Sur. Pero la Biblioteca iba a instalarse en la Rosaleda del siglo XIX que estaba en los Jardines de Agricultura. Se eliminó la centenaria Rosaleda, que era un  primor, hay un solar vallado y haciendo cuentas ya tenemos dos solares baldíos, el del Palacio del Sur y el de la Rosaleda. Nos duele lo que pasa en nuestra querida Córdoba.
Pero vamos a lo nuestro.

El Risquillo tiene dos finos, el de Bodegas Doblas, de Moriles Alto, y el Caballo Español, de los Raigones en la Sierra de Montilla. Son dos ejemplos de los mejores pagos de la DO Montilla-Moriles, y además dos finos aligerados en la línea de lo que viene pasando en nuestros finos.
El Doblas, está sin filtrar, o turbio más bien. Es muy fresco en nariz, con un color amarillo verdoso y sigue vigorosamente fresco en boca y algo amargo. Un buen fino.
El Caballo Español, está limpio con muy poco color. Parece un manzanilla y casi huele así, de tan aligerado. Pero es seco, ácido, pero a mi gusto con poca alma. Hay que decir que de los cuatro que estábamos, a dos nos gustaba el Doblas y a a los otros dos El Caballo. O sea que gracias a Dios hay finos para todos los paladares.
En cuanto a lo que pedimos, como es normal, fueron platos fríos de ensaladilla rusa y de cangrejo (ambos por 8,5 euros) y una sabrosa tortilla de berenjenas a 7 euros. El servicio lento al principio, pero la camarera que se incorporó era rápida y agradable.
En resumen, un buen sitio para estar de tertulia viendo pasar a los peatones y entretenido con la buena presencia del personal.

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