Antiguamente el local era una buena tienda de ropa y complementos, a la que más de una vez entré buscando regalos navideños. Y tenía cosas de mucho gusto, pero ahora es un café.

El servicio fue muy atento, y diligente. Como se ve se pidieron unas patatas al pelotón y unas croquetas de boletus.

Las croquetas, escasas, sabían poco a setas, bastante insulsas. Nunca me ha gustado pedir croquetas fuera de casa, porque las que hacemos en casa, están de muerte. Tanto, que mis hijos siempre han pensado que las croquetas de los bares estaban malas porque nunca las pedíamos.
En cuanto a los finos, tenían al Cancionero de la bodega Jesús Nazareno y el Doblas, pero como otras veces en este blog, no sé qué pasa pero es difícil encontrar buenos finos en los bares de esta ciudad.
Resumen, un buen sitio, bien atendido, de precio no sé porque íbamos invitados.
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