El Tertulia es un asador muy particular.
Está en la Av. Gran Capitán, esquina con Alhaken II, lo cual significa que hay siempre un entretenido paseo de viandantes; y como se puede imaginar, las mesas ocupan buena parte de la acera, y bien protegidas del sol por las sombrillas.
Si uno entra en el amplio y diáfano comedor, el asador propiamente dicho es pequeño: un horno calentado por carbón vegetal. ¿Y cómo hacen para atender los asados de su carta? Pues los platos los asan previamente, y ya si los pides te los sirven algo calientes, puesto que es hacer la comanda y a los diez minutos el plato está ya en la mesa.
Este negocio, el de La Tertulia, es local y no se trata de una franquicia, como otros bares de esta céntrica avenida.
El plato pedido fue el picantón (sin relleno como dice la carta) y bien sazonado. Bueno, tal como aparece en la foto relleno de patatas paja.
Por 9,95 € comimos una buena ración para los cuatro, si bien debo decir que la carne estaba más seca de lo que me hubiera gustado.
En las mesas de al lado parecía que se habían decantado más por el cochinillo, y no por el pollo picantón como nosotros.
A diferencia del siguiente bar que comentaré no sirven nada, digamos de cortesía, con la consumición.
El fino que se puede tomar... pues, el Tertulia, para qué más vueltas.
El otro bar es el Rincón de Paco, en la calle de la Radio, detrás del Vial.
En este mismo sitio ya se instalaron dos negocios, y esperamos que a este le vaya bien, porque cualidades tiene.
Al estar en una calle más tranquila, en los veladores de la acera se está bien reservados del bullicio que había en el anterior comentado.
El personal, muy profesional y atento, vestido como suelen los camareros, de riguroso negro, se movía con soltura, sabiendo llevar su negocio.
Este Rincón proviene de Torre del Mar (Málaga) y según me dijeron unos que son asiduos en Torre del Mar, el pescado es quizás mejor que allí.
Es un bar con mucha clientela, de los negocios u oficinas oficiales cercanas: queda escondido, tranquilo y se come bien.
La especialidad son los pescados y mariscos.
Ricos, aunque el caldo no era del vapor como hacemos en casa: sólo los mejillones en la cacerola, y el caldo sabe a mar.
Es decir, que no apetecía emplear una valva como cuchara.
Tenían tres clases de fino: Doblas, Tertulia, Eléctrico.
La cuenta, 17 €. O sea, que muy bien. Un buen sitio para tapear por el centro, y ya es la segunda vez que voy, y en ambas me ha gustado la visita.
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