domingo, 4 de febrero de 2018

Boh, en la Plaza de San Miguel. Es agradable, cómodo, con buena música... y se come bien

El término Boh es una palabra italiana y que significa qué sé yo, o ni idea.

Aunque es una palabra, que cualquier italiano sabe, para los de aquí, no nos suena más que una interjección rara. En cualquier caso, no entraríamos de primeras por su nombre de un restaurante italiano, ya que no tenemos idea de su significado.

Está situado en la Plaza de San Miguel, donde antes estaba un buen restaurante El Aguacero, y antes se han asentado bares o restaurantes de buen nombre y buena comida.

Sin embargo, quienes lo llevan es ya su tercer restaurante o bar: El Barón, El Otro y ahora, Boh.
Los dos primeros, se caracterizan por estar muy concurridos, una buena decoración y ambiente distendido. 

Este nuevo, Boh, parece otra cosa, con una decoración muy cuidada, buena iluminación, música ambiente agradable y un amable servicio.
Lo único que falta es comentar su comida italiana.
Es variada y está bien rica. 

En la carta con platos de ensaladas,  carrillada ibérica, abundan los puramente italianos, como risottos, ñoquis, etc., aparecían huevos fritos con trufa, y no nos pudimos resistir.


Las patatas fritas, algo gruesas, con piel, -me parece bien que se emplee la piel de la patata, tal como hacen la mayoría de los países consumidores de este tubérculo, excepto por aquí-, y los huevos en su punto. 
Quizás no encontré el sabor de la trufa, que últimamente veo como algo sublime en los programas sobre Italia. Será cuestión de echar más trufa.

De segundo pedimos una de las sugerencias del día: lasaña boloñesa. Los que parece en el plato es la cuarta parte. 
Con su berenjena, carne, queso y pasta. Muy bien hecha.

Y ya no pedimos más, porque había que almorzar en casa. Pero volveremos, seguro.

En cuanto a las bebidas, aparte de cerveza, pedimos una copa de tinto siciliano. Muy suave, similar a un Rioja de por aquí: los vinos italianos se caracterizan en su mayoría, por su agradable paso en boca, apenas astringentes.

Además como es nuestra costumbre pedimos vino fino. Tenían dos: Pérez Barquero en rama y Cancionero

Para llevar la contraria a los demás pedí el Cancionero. Este es un fino de los mejores de la zona.
Creo sin embargo que el vino de Perez Barquero era más bien un vino de ese grupo, con varias marcas, y posiblemente fuera un vino de tinaja por su sabor y falta de aromas de crianza biológica. Vamos, que no me gustó.
Eso sí, los vinos servidos en copas... oficiales de la Cata de Vinos de Montilla-Moriles. Una bonita copa, elegante y donde se puede saborear y catar los vinos correctamente.

Aunque nos quisieron invitar a Limoncello, no correspondía por lo comentado antes.

Y los dos platos, una copa de tinto, tres cervezas, y seis copas de fino, en total 29,5€.

Es decir, un bar del centro muy recomendable. 

2 comentarios:

  1. Me alegro que te gustara el vino siciliano...se lo vendo yo!! Elaborado con la uva Nero d'Avola, presente de manera mayoritaria en toda la isla!! Fruta fruta!!

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  2. Muchas gracias por la visita y esperamos que se repita pronto

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