jueves, 1 de febrero de 2018

Vinos de Forlong, modernos y diferentes, pero como los de antes.

Alejandro, Joaquín Morales y Bernardo Lucena
Alejandro Narváez y Rocío Áspera son los jóvenes propietarios de la bodega Forlong, situada en el Puerto de Santa María, siendo ahora el único lagar de los cinco que en su momento existieron en dicha localidad. Las bodegas se situaron en el Puerto como almacén y punto de partida para los embarques desde la bahía de Cádiz.

En la finca de Forlong, plantada con viña nueva en 2007, antes sólo había olivar, y antes de esto (en el siglo XVIII), viña y olivos llevados por un inglés de apellido Fourlong, de ahí su nombre.

Para la última reunión de la Asociación de Sumilleres de Córdoba, en casa de Joaquín y Araceli, se cataron varios vinos de Forlong y presentados por el propio Alejandro. Hay que decir que sus vinos se etiquetan como Vinos de la Tierra de Cádiz.

Actualmente tienen arrendadas varias fincas, ya repartidas por el Puerto o en las cercanías de Jerez, y algunas son ya propias. 
En todas ellas, quieren seguir unas prácticas ecológicas, y biodinámicas, en los que la cubierta vegetal juega un gran papel, ya que han comprobado que dicha cubierta equilibra la maduración de las uvas, si se hace de forma alterna en el cultivo (gramíneas o leguminosas) y alternando la cubierta a izquierda o derecha de la planta, para no producir un exceso de competencia entre el forraje y la viña.
Su idea es recuperar en lo posible antiguos modos de elaboración de vinos, entre ellos el empleo de tinajas de barro traídas ex profeso de una bodega de Cuenca, y que contaban con más de 100 años de antigüedad.





La cata fue divertida, ágil y sorprendente por los vinos catados. Y además, por las aportaciones culinarias de algunos miembros o de parientes muy próximos, por lo que la combinación de vinos y platos fue en algunos casos, memorable.


Un aspecto a destacar fueron las etiquetas de las botellas, algunas más acertadas que otras, aunque con la explicación de Alejandro de la intención que había en ellas, sorprendían aún más los diseños. 
Por ejemplo la etiqueta del blanco 80/20 es como una sirena pero al revés: pies de mujer y tronco de pez. Pero para mi que es como un pez que se ha tragado una muñeca, y no veo otra cosa.

Pasando a los vinos:




- Forlong 2016, con uva Palomino y Pedro Ximenez (12,5º). Un vino blanco en boca, suave, olor fruta fina, pera. Evoluciona muy bien en nariz, en boca es seco y algo amargo.

- Forlong 2017 80/20, con 100% palomino al que se añadieron hollejos de Pedro Ximenez. 
Es turbio en su aspecto, más oxidado que el primero, con una nariz a cítricos, a terpenos (como recuerdos a moscatel). En boca es muy refrescante, con notas de carbónico.

- El Amigo Imaginario (12,9º) elaborado con cepas viejas de Palomino (50-60 años) y con crianza de 10 meses en botas cerradas que contuvieron oloroso. Con una nariz cítrica, en boca es salino, complejo, notas especiadas, sin notarse la madera. 
Un vino blanco muy curioso, elegante, de clase.

 Gertrudis nos preparó una carne con frutos rojos, muy sabrosa.

- Rosado En el Pais de las Maravillas, del 2016, y hecho con Cabernet Sauvignon. Un rosado muy glicérico, ya que se fermentó lentamente, y haciendo bajar la temperatura hasta 11º. Con apenas color, ya que se maceraron las uvas solo una hora. 
Nariz leve, a manzana ácida. En boca es muy goloso.

Araceli nos preparó sus exquisitos calamares, que algún día cómo los hace. Ella dice que el secreto es cortarlos muy finos, pero seguro es algo más.

- Petit Forlong, un tinto con 15º y elaborado con Syrah, Merlot y Tintilla de Rota.
La vinificación se hizo en tinajas de barro, posterior crianza de 6 meses en las tinajas y 6 meses más en barricas de 2º año.
Un tinto con nariz a frutillas rojas, muy fino y rico en boca.

Aquí, Antonio nos deleitó con una carne preparada por su hijo: solomillo ibérico macerado, con jamón y panceta, y con cobertura de hojaldre. Una delicia gastronómica: hurra para el chaval.

- Tinto Tintilla 2015, (15º) con aromas muy limpios a frutos rojos. En boca es goloso, redondo, mucha capa. Elaborado en tinajas de barro y criado como el anterior.
Alejandro comentó la baja producción de la Tintilla y cómo consiguen la adecuada maduración fenólica. Un tinto muy bueno, joven y para atraer a todos los públicos. Creemos que será un tinto perseguido por los entendidos y amantes de los vinos agradables y profundos a la vez.

Alvaro nos obsequió con morcilla de Guadalupe (Cáceres), a la vez dulce y picante. Exquisita.

Y con las conversaciones con el bodeguero y los co mañeros nos despedimos hasta la próxima. 
Muy instructiva cata. 
¡¡¡Hay que ver lo que inventan y descubren estos jóvenes!!!









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