El lunes 11 de Noviembre en el nuevo local de Mara y Adriá, llamado Things To Do, en la calle Carlos Rubio y muy cerca de la Plaza de la Corredera. La cata iba sobre vinos de Córdoba, de la Sierra de Montilla (Miguel Castro) y de Moriles (Lagar de los Frailes). La cata comenzó directamente, con mínimas explicaciones de los dos enólogos, como debe ser:
directamente a que hablaran los vinos. Y éstos dijeron muchas cosas.
Comenzó Miguel mostrando su proyecto de vinos nuevos de viñas viejas en vaso.
- La Vereda de Cerro Macho 2023.
Es un vino mezcla de cuatro parcelas de la Sierra Montilla y se ensambla un 80% de depósito con un 20% fermentado en botas. El vino tenía aroma medio a levadura, pan y en boca era equilibrado y elegante.
- Ojo Coillo Riofrío Alto 2023, con 12,4º, fermentado y criado en bota vieja de cepas viejas orientadas al Norte.
El vino más expresivo en nariz que el anterior y presentaba más toques herbáceos y afrutado. Potente en boca y vertical.
- Ojo Coillo Benavente Alto 2023.
Con 13,4º, fermentado y criado en bota vieja de cepas viejas orientadas al Sur.Más vinoso y en nariz se mostraba cálido. En boca es amplio y redondo.
En particular, a mí me gustó más el segundo por su mayor expresividad y ataque en boca.
- Estático 2020, con 13,6% es el resultado del ensamblaje de las botas de los dos anteriores vinos y criados en botas viejas durante 24 meses.
La crianza bajo velo de flor fue estática, sin renovación en las botas.
En nariz se muestran notas de fino, a manzana. Boca limpia a fino. En conjunto muy elegante.
Continuamos con la cata de Lagar de los Frailes.
- Lagar de los Frailes, fino viejo en rama, con 7 años de crianza.
De color amarillo oro, con notas aromáticas a manzana, almendra. En boca es vertical, afilado, muy potente en boca.
- El Franciscano. Fino Viejísimo, con 15 años de crianza.
Color ámbar. Aroma a almendra, dátil. Boca muy larga, parece amontillado, muy vertical y salino.
- Cáliz. Amontillado Viejo con 35 años.
Color caoba, aroma a almendra, dátil y laca. En boca parece dulce, luego muy afilado.
Se puede decir que duele tomarlo, de la fuerza que muestra en boca.
Tras esta larga y excepcional cata se pasó a degustar los platos que preparó Adriá. Muy bien elaborados y presentados.
- Tartar de gamba con salsa holandesa.
- Gyoza (empanadilla japonesa) rellena de verdura y pollo.
- Presa ibérica de bellota con níscalos y setas de cardo.
- Brownie de chocolate con nueves y crujiente de quicos.
En mi opinión, el brownie estaba superior y se combinó con con un vino naturalmente dulce del 2023. Con ligera fermentación en bota. En nariz se notaban ligeros toques a alcohol y muy elegante en boca.
Una cata muy bien preparada y disfrutada.