La visita a Bodegas Marenas fue una muy agradable excursión y los 25 Aderramanes disfrutamos de lo lindo!
Salimos con el microbus lleno hasta la bandera, a eso de las 18:30 del pasado Viernes y llegamos en escasamente 40 minutos a los pagos de Jose Miguel, el dueño y responsable de la bodega Marenas. Al bajar, ya nos dimos cuenta que algo se cocía en aquel entorno, diferente. Rodeado de olivos y de viñedo tradicional en vaso de Pedro Ximénez y otras, aparecían como de la nada las Tempranillo, Syrah, Cabernet Sauvignon, Petit Verdot y Monastrell, además de la blanca autóctona Montepila, que guiadas en espaldera, cuidan y miman José Miguel y su familia. El fue de los primeros en lanzarse a la uva tinta en tierras de albarizas de la campiña y con mucho valor y constancia han conseguido superar el antiguo dicho local, de que "por mucho que plantes uvas tintas... te salen blancas"... casi nada!!!
Pero vayamos por partes:
La bodega nació hace escasamente 10 años. Sin ánimo de hacer el mejor vino del mundo pero con la clara intención de hacer un gran vino respetuoso con el medio. Bajo la responsabilidad del cuidado de la natura y el compromiso vital con este principio. Sin empleo de productos químicos que los empleados tradicionalmente, azufre y cobre, agricultura sostenible en la viña, sin aditivos en la elaboración de sus vinos y dejando que el tiempo haga su acción, evitando procesos de filtración o clarificación. El propósito es elaborar el vino que den las uvas, cada año, tal cual hacen muchos vitivinicultores pero sin apenas intervenir en su curso natural.
Comenzaron plantando varias hectáreas de Syrah, algo de Monastrell, y posteriormente un poco de Cabernet Sauvignon, otro poco de Petit Verdot e incluso Pinot Noir, éste plantado en una parcela de la sierra de Montilla con la idea de vinificar vinos tranquilos naturales. El éxito no tardó en llegar y ya en los primeros años se pudo recolectar y elaborar algún vino en las primeras añadas, de las que destaca 2002.
Respecto del proceso de vinificación, éste busca respetar al máximo la calidad de la uva lograda en viña y sus características organolépticas. No se añaden sulfitos, ni se corrigen en acidez con ácido tartárico (en nuestra opinión, algo arriesgado en nuestra tierra que con su climatología favorece un escaso nivel de acidez de las uvas) ni se busca filtrar el vino... todo el proceso se realiza artesanalmente, tras la selección de uvas y el despalillado se inicia la fermentación alcohólica en depósitos de acero inoxidable de dos mil litros, previa maceración en frío. No se añaden levaduras para la fermentación, sino que se deja que ésta ocurra naturalmente. Se dan remontados y bazuqueos diarios, para posteriormente finalizar la fermentación maloláctica y la crianza en barrica, si el vino va a pasar por madera. Si no , se embotella directamente tras decantación lenta de los sólidos, sin filtrado.
El procedimiento para los vinos blancos es más sencillo, si cabe. Recolección de la uva, despalillado, fermentación alcohólica y filtrado por decantación en el propio depósito de acero inoxidable. Nada más... pero qué interesante que salió el vino!
Durante la velada, catamos, y aliñados con el grandísimo entusiasmo de José Miguel y su compromiso con la naturaleza, una selección de sus añadas más interesantes. El Marenas 2004, un par de 2005, un par de 2006 y un blanco del que sólamente pudo producir 200 botellas y que se las quitaron de las manos... (no nos extrañó, pero quedamos más de uno con las ganas de llevarnos una cajita para casa, pues se trataba de un vino francamente original)
Así pues, podemos decir que, en líneas generales, los vinos resultaron ser más que satisfactorios. Sin ser vinos de emoción o meditación, la bodega ofrece una variedad interesante y original. Una interpretación bastante personal de las variedades y los coupages, que año a año varían según la vendimia.
Mención especial merece el Marenas Lucía Syrah 2005. El mejor vino de la bodega. De intenso cuerpo, afrutado, amplio, con notas de fruta roja, regaliz y toques florales. De paso por boca intenso, pleno y sedoso, con final largo... no en vano este vino ha sido reconocido con 89 puntos Peñín...
Capítulo II: los quesos de Jesús y Emilia
A la vuelta del paseo por las viñas y tras el fin de la explicación del proceso de vinificación, se inició la primera cata formativa de quesos seleccionados por Jesús y Emilia...Seleccionaron seis quesos, en dos grupos de tres con distintos grados de maduración, y para ilustrar la cata de leches de cabra, oveja y vaca. Desde un queso tierno gallego, pasando por un exquisito queso de cabra majorero, de Fuerteventura, qué maravilla!, un curado de vaca de Mahón, un curado de oveja de los Pedroches... qué genialidad de selección, qué sabores y qué explicaciones!, más de uno nos lamentamos de no tener a mano una libreta grande para poder apuntar las toneladas de conocimiento que salieron de las bocas de estos "pedazo" de profesores!... Ah, y como comiendo todo mejora, trasegamos los quesos y vinos acompañados de la paletilla ibérica. ¡Qué se le va a hacer, si en el club de cata aderramar hay tan buen personal!
En definitiva: una actividad redonda que esperamos poder volver a organizar en Septiembre, durante las vendimias de PX en Montilla...
Saludos a todos!
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