Aunque algunos comentarios indiquen que no les gusta el sitio, hay que decir que es un restaurante situado cerca de una de las zonas de esparcimiento de la ciudad, y por tanto, con buenos paseos una vez terminado de comer (hay otros buenos restaurantes que se encuentran en zonas menos vistosas que éste).
La decoración del local es clara, acogedora y moderna. El local es espacioso entre mesa y mesa porque tal como se desarrollaba la cena, los camareros necesitan sitio para poder moverse con comodidad.
Diez pases, en que algunos eran simples bocaditos y otros eran como media ración, por lo que al final se cena de sobra.
Diez pases significa también que el camarero entra y sale al menos veinte veces de la cocina, y en otras es el propio Periko el que sale también para comentar el plato. Como casi todas las mesas estaban ocupadas, los camareros entraban y salían frecuentemente y resultaba como un corral de comedias tanta entrada y salida, más que otra cosa porque estábamos enfrente de la cocina. Puede que sea divertido, pero la impresión es que iban con mucho trasiego.
Para empezar, todo trata de sorprender y ser divertido. Cuando puso el vaso de cerveza, no estaba atento y pensaba que se caería, pero no, era así el vaso.
Diez pases significa también que el camarero entra y sale al menos veinte veces de la cocina, y en otras es el propio Periko el que sale también para comentar el plato. Como casi todas las mesas estaban ocupadas, los camareros entraban y salían frecuentemente y resultaba como un corral de comedias tanta entrada y salida, más que otra cosa porque estábamos enfrente de la cocina. Puede que sea divertido, pero la impresión es que iban con mucho trasiego.
Para empezar, todo trata de sorprender y ser divertido. Cuando puso el vaso de cerveza, no estaba atento y pensaba que se caería, pero no, era así el vaso.
De entrada ponen en la mesa un surtido de aceites de oliva virgen extra, de los mejores que se elaboran en esta tierra. Está el exquisito Venta del Barón (de Mueloliva, en Priego), y otros aceites más suaves, por lo que los camareros nos recomendaron que no abusáramos del aceite y el pan, que acabaríamos repletos.
Y pasando a la carta, aunque hay platos en ella, según nos dijo el camarero el 90% de los comensales iban a probar el menú degustación, el de diez pases; y en particular escogí el maridado, ya que le acompañaban cinco copas de vino, siendo andaluces la mayoría de los vinos que entraban. Eso está muy bien, aunque la mayoría ya los había catado. Y la carta de vinos es completa, con vinos de distintas zonas, bien surtida y sobre todo, muy bien de precio.
Otra impresión es que tratan de hacer juegos con los platos elaborados, tal como mostraré.
Además de la cata de aceites de oliva virgen extra de entrada, y que retiraron cuando habían servido varios pases, nos pusieron unos chips con crema fina de sardinas.
Además de la cata de aceites de oliva virgen extra de entrada, y que retiraron cuando habían servido varios pases, nos pusieron unos chips con crema fina de sardinas.
Para empezar un bocadito esferificado con aspecto dorado.
Era salmorejo dorado. Primera sorpresa: delicado y con un sabor muy ligero.
El vino de entrada, fino de Montilla, de El Lagar de Blanco, de Miguel Cruz. Un fino muy suave, ligero y que combina, a mi parecer, con entrantes variados.
No tengo foto del chicharrón de bacalao con mayo de lima.
Es piel de bacalao frita a modo de chicharrón, muy breve, y nos pareció con poco sabor.
Un plato original y de la tierra, al menos en la preparación del boquerón.
Boquerón en vinagre y decorado con naranja y cogollo ( guiño a cogollo cordobés) con gelatina de PX.
El siguiente vino, el rosado de 2014 de la Bodega Muñana, un rosado de esta bodega granadina, que cuando lo he probado de otros años me ha parecido corto de aromas, pero en esta ocasión me convenció y era fresco en aromas frutales.
Un plato bien original.
Bocadito de salchichón.
Con crema sabor de salmorejo, sin color del tomate y había que meter bien la cuchara para arrastrar el salchichón que había en la base del vaso.
Corte de foie (guiño al corte de helado)
Este plato me pareció muy bien hecho, el foie era casi una crema por su textura y con mucho sabor.
Y empezaba a subir poco a poco el nivel.
Gamba de garrucha con ajo tinto (homenaje a mis inicios).
La gamba roja contrastaba con el caldo ácido, con distintos tropezones de colores que se podían encontrar: una delicia.
Aquí fue cuando ya empecé a terminar los platos de mis acompañantes.
En cuanto a los vinos, el siguiente fue un blanco Riesling con crianza, del cual no me enteré su origen. Al menos en la botella aparecía una dirección de Sevilla. No me convenció ese vino, sin apenas aromas y en boca muy plano, con poca acidez.
El camarero muy atento nos sirvió más rosado.
Arroz meloso de ortiguillas con ventresca de pez espada, de Albacora.
Un plato muy bien elaborado. La ventresca tan sólo tenía un ligero paso por la plancha, y el arroz bien sabroso.
La salsa alioli, pecaba y mucho de poca cantidad, porque el plato debería traer más.
De nuevo, para sorprender, los cubiertos con los que nos preparaban para la carne.
Y que fue,
Costilla ibérica del Valle de los Pedroches con salsa barbacoa y que se podía regar con una salsa que contenía ron entre sus ingredientes, según Periko.
Melosa, delicada, y que puede no ser del agrado de otros, pero que de nuevo me serví del plato de los demás.
Le acompañaba un tinto de Ribera del Duero, cosecha 2014, servido a su temperatura, aunque era un vino discreto.
Aparte de la carta y del menú degustación, una tabla de quesos muy variada, desde quesos tiernos hasta acabar con queso azul.
Los nombres los dio Periko, para mi desconocidos y tan rápido que no los puedo mencionar. Se acompañaba de mermeladas varias.
Entramos en los postres.
De vino, Al Fresco, un tinto con uva sobremadura elaborado en Almargen (Málaga) por la bodega Fontalba Capote.
Un tinto agradable de tomar de postre, y que su actual enólogo conozco ya que empezó y terminó sus estudios de Enología en Córdoba.
Frigopie versión 2015
Como se ve una bola de aroma a fresa, con tropezones dulces: pura diversión y en la que ya el público asistente estaba entonado y las risas salían espontáneas con las ocurrencias de los platos, y de los vinos ya tomados.
Por último, otra sorpresa.
Nocilla, crema blanca y de chocolate, para rebañar
El servicio de este postre lo amenizaba un bote con sonido y que nos recordaba la canción de Nocilla, … leche, cacao, avellanas y azúcar…
El precio por persona de la cena salió a 50 euros. Realmente salimos bien repletos en cuanto a comida.
Como prueba de algo diferente vale la pena pasarse por el Recomiendo. Pocos sitios tienen un menú degustación con 10 pases por ese precio, incluyendo los vinos.
Creo que donde fallaba un poco era en los vinos del menú: algunos muy bien escogidos y otros no tanto, sobre todo si uno ve la variada carta de vinos. Pero claro hay que ponerse de acuerdo en el vino, y eso a veces no es fácil.
Una verdadera sorpresa y un lugar donde se come realmente bien.
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