Tras una venturosa aventura en la cocina y sala del Taller de tu Cocina, Miriam empezará una nueva que esperamos también sea provechosa.

La convocatoria fue generosa en asistencia porque la ocasión lo valía.
Los vinos fueron traídos por algunos. Rafael Sánchez, un entusiasta de probar todo, nos trajo de sus visitas a Sanlúcar este verano tres botellas, dos manzanillas, con distintas crianzas y un fino jerezano, de mucha crianza.La manzanilla Elías, de un almacenista que ultimamente embotella su propio vino. Esta manzanilla de poca crianza era bastante aromática, fresca en nariz, salía también aroma a madera. En boca era amarga y persistente. De las que se bebe uno tres medios en un pis pas.
La manzanilla siguiente era la Gabriela, que ya habíamos probado en otra cata y tanto nos sorprendió.

El fino era de Lustau 3 en rama. Lo de 3 significa que sacan la manzanilla, de Sanlúcar; fino, del Puerto de Santa María, y el otro fino, de Jerez. Todos ellos sin filtrar, o más bien con leve filtrado. Este fino tenía ya color oro viejo. Inicialmente lo que noté era el alcohol, pero después empezaron a salir aromas distintos que hacían que ganara en copa.
Aunque de principio, la juventud del Elías era lo mejor, el peso y aromas del Lustau fueron ganando.
Muy buena selección de vinos, Rafael.
Y en esto estábamos, cuando Miriam sacó uno de sus platos más reconocidos, cuatro formas de comer tomate: secos, crudos, piel de tomate caramelizada, y creo que en conserva .
No se puede decir que no tengan, perdón tenían, buena pinta.
Luego se abrieron unas botellas de tinto.
- Cepa 21 2009, de Ribera del Duero. Tinta fina 100%. A mi me pareció que estaba ya agotado y sobre todo muy tánico, seco. No me convencen estos vinos de esta bodega y ya los he probado tres veces de distintas añadas y creo que se pasan con la extracción de taninos.

Es un vino suave, el más ácido de los probados, buenos aromas. Sobre todo era fresco en boca.
Pero el que más me sorprendió o gustó fue el siguiente.

Es un tinto con muy alta capa de color, sedoso, con sabor, aromas a fruta roja y negra, y buena crianza. La madera apenas se nota. Parecía que tuviera garnacha, pero la combinación de esas dos variedades le ha venido muy bien. Muy conseguido.
Y aunque no salga en la foto, una botella de Shaya, un verdejo que venía muy bien para lo que comimos después.
Y luego más platos para compartir.

- Ceviche de atún. Sublime combinación de atún, aguacate y cacahuete.
Es una delicia en boca.

- Carpaccio de presa ibérica. También muy rica, pero el de atún es... espectacular, y eso que no me gusta esa expresión ya que se emplea para calificar cualquier cosa.

- Croquetas de rabo de toro.
Me voy a quedar con las ganas de cómo es capaz de salirle las croquetas tan redondas, crujientes y por dentro tan líquidas.
- Un risotto con tinta de calamar, su queso fundido, su marisco troceado y fritura de gambas y calamar.
Qué manos tiene esta mujer.
Y de despedida, Miriam con Raúl. Un montón de deseos de que te vaya muy bien.
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