Ganas tenía de probar los vinos de esta bodega riojana, que aparece en muchas guías como vinos de muy buena relación calidad-precio.
Y a esta cita de la Asociación de Sumilleres fuimos muchos al restaurante Casa Rubio con las mismas ganas e ilusión de probar los vinos de Bodegas Tobía.
Esta bodega pasó en 1994 de ser una típica elaboradora de vinos cosecheros, del año, vinos fáciles de beber, a sacar al mercado vinos con una mayor complejidad, tras pasar Óscar Tobía a dirigir la bodega familiar.
Las uvas provienen de distintas zonas de la Rioja, ya que apenas si cuentan con viñedo propio y la bodega se sitúa en el término de Cuzcurrita de Río Tirón.
Las viñas tienen por lo general más de 30 años y están actualmente en un proyecto para elaborar vino de una finca con viñedo prefiloxérico.
En cuanto a la elaboración de vinos, son de las pocas bodegas riojanas que disponen de depósitos tipo Ganimedes que facilitan una mayor extracción de color y aromas, respetando a la vez la integridad de las uvas.
Además hacen gala de dar prioridad al vino de lágrima, el obtenido directamente por gravedad, en vez de por el vino prensado, sacrificando cantidad pero aumentando calidad.
También emplean barricas con asiduidad, y siempre la fermentación maloláctica se realiza en barricas. Y por último, en el caso de los tintos no llevan a cabo filtración o clarificación del vino.
A la cita acudió el responsable de la bodega Óscar Tobía y el enólogo de la misma, todo muy bien atendido por el personal de sala de Casa Rubio.
Daimon Blanco 2015: 30% Viura, 15% Tempranillo blanco, 30% Sauvignon blanc y 25% Malvasía. Un blanco con maceración de hollejos, fermentada cada variedad en barrica y después con 3 meses de crianza en madera.
Un vino floral, de aromas limpios, agradables a fruta tropical.
En boca es suave y redondo, con buen retrogusto. Más tarde los aromas a madera salen, todo muy fino. Con una buena acidez, y algo de amargor, quizás le falte algo más fuerza, como si pudiera dar más de sí.
Combinado con mazamorra de almendra, con huevas de salmón y melva.
Tinto Graciano 2012, ha permanecido 18 meses de crianza en barrica de madera húngara. Un vino con muy alta capa. Aromas a fruta roja y también vegetal. Resultó poco aromático. En boca es cálido y con tanino agradable.
Se sirvió la muy rica ensaladilla con pulpo, pimentón y sal negra volcánica, tal como me dijo Miriam, una experta en cocinar y en dominio de sabores.
Selección Tobía 2013. Con 70% de Tempranillo, 18% de Graciano y 12% Garnacha.
También muy alta capa. Con fruta roja y negra, también aromas a café y cacao. En boca es dulzón, fruta roja, lácteos, con un buen retrogusto. Crianza de 20 meses en barricas de roble francés y americano.
Un vino muy bien hecho y a un muy buen precio.
Oscar Tobía 2012 Reserva. 93% Tempranillo 7% Graciano. Con 24 meses en barrica. De principio parece mucho tiempo en madera de roble a menos que el vino aguante el empuje de la crianza.
Un tinto muy riojano, con fruta, vegetal, balsámico, tabaco, un tanino suave. Era otro clase vino, de otro nivel.
Se acompañó de un surtido de croquetas,
Y llegamos al por ahora mayor reclamo de esta bodega, el rosado Alma de Tobía fermentado en barrica y con varios meses de crianza. El probado era del 2015, pero han hecho cata vertical incluyendo también al 2014.
Hecho con 55% Tempranillo, 35% Gracián y 10% Merlot. Es un rosado diferente en elaboración. Para empezar 36 horas de maceración.
Es cerrado en nariz, con fruta pero nada parecido a lo normalmente visto o probado de un rosado con exceso de aroma frutal.
En boca es glicérico, con buena persistencia, buena acidez. Es un vino diferente, o gusta o no. Y partticularmente no me satisfizo tal como esperaba. Ni que decir tiene, que a otros sí que les gustó.
En resumen una estupenda y bien llevada cata con sus protagonistas directos, con muy buenos vinos.
Y de nuevo, qué decir sino estar agradecidos de excelente trato el recibido el Casa Rubio.
Así se hace afición. Y esperando a la próxima cata.
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