jueves, 7 de septiembre de 2017

Cata de uvas blancas de la DO Montilla-Moriles. La vendimia 2017 ya ha acabado

      Según el Pliego de Condiciones de la DOP "Montilla-Moriles", la elaboración de los vinos protegidos se realizará con uvas procedentes del área de producción de la DOP y de las variedades siguientes: Pedro Ximénez, Airén, Baladí, Verdejo, Moscatel de grano menudo, Moscatel de Alejandría, Torrontés, Chardonnay, Sauvignon Blanc y Macabeo, y cualquiera que sea la sinonimia utilizada para cada una de ellas

      La variedad mayoritaria es la Pedro Ximénez, ya que tras el ataque de la filoxera, se hicieron sobre todo injertos de esta uva tan productiva, delicada en su piel, poco aromática pero muy adecuada para la crianza biológica de vinos.

      Los vinos jóvenes elaborados en la DO Montilla-Moriles son cada vez más demandados, y algunos de ellos han conseguido buenas cifras de ventas por su calidad. Así que además de los vinos finos y los vinos de tinaja, se pueden degustar estos vinos jóvenes para cubrir los gustos y paladares más diversos.
     
     En la primera reunión tras el verano de la Asociación de Sumilleres de Córdoba convocó a una reunión en casa de Joaquín Morales para catar uvas blancas y vinos jóvenes, del 2016, y elaborados con dichas variedades.
   
     Se trata de una actividad de gran interés formativo para tratar de reconocer en las uvas los posible aromas primarios que podremos encpontrar en los correspondientes vinos.

      En mis tiempos en que llevaba las actividades del club de cata aderramar, lo hice varias veces, pero el inconveniente es que muchas variedades foráneas maduran casi en julio por lo que hay que mantener en frío las uvas casi uno o dos meses, y no es lo mismo. Pero en este caso dos técnicos de la DO Montilla-Moriles, Miguel Villa y Angela Portero, lo planificaron muy bien y pudimos probar unas uvas muy bien conservadas, con sus aromas y frescor de acidez en boca.
   
- Comenzamos por la Pedro Ximénez, la uva emblemática de por aquí, con las uvas de tamaño grande y unos racimos abiertos que permiten el escurrido del agua de lluvia.

Es una variedad que se deja madurar hasta 250 g/L de azúcar, pero para los jóvenes se cosecha cuando tienen unos 12 grados de alcohol probable (algo menos de 200 g/L de azúcar), con poca acidez, y poco astringente tanto en piel como pepita.

 Tomamos dos vinos hechos con esta variedad: 
- Dos Claveles, de Toro Albalá, una botella muy bonita, bien presentada, con muy buenos aromas a manzana, plátano, azahar. Un vino persistente en boca, con mucha fruta.
Creo que es un vino bien hecho, al menos la priemra cosecha fue para quitarse el sombrero y en la Cata de este año, fue escogido por muchos jóvenes consumidores. 

- Marqués de la Sierra, de Alvear, un clásico entre los jóvenes, con aromas a manzana madura, casi en camino de ser fino, un vino muy personal, que también presenta una buena evolución en la copa. 

- De la variedad Verdejo, en comparación a la Pedro Ximénez su grano es menudo, los racimos son compactos: en realidad es el tipo de uva de vinificación. Se notaba su mayor acidez, muy sabroso al masticar la pulpa, más astringemte. Otra cosa.

También catamos dos vinos hechos aquí con esta variedad:
 - Piedra Luenga Bio, de Robles, con aroma a piña, un vino cerrado que después se abrió, ligero, y a algunos nos recordó a un vino base de cava. 

- Finca La Cañada, de Pérez-Barquero. Este fue el vino en que se apreciaron mejor los aromas varietales de la verdejo. Bastante aromático, frutal, poco ácido, y con notas de miga de pan.
Este vino lo probé en sus primeras añadas y me pareció un correctísimo y bien elaborado, con mucha clase.

- La Sauvignon blanc, originaria del Loira, era más herbácea que las anteriores, con acidez y notas aromáticas frutales.

Como no hay aquí vinos hechos con esta variedad trajeron un vino representativo, el Palacio de Bornos, ya que en Rueda esta variedad ha conseguido la mayor expresión en España.
Este vino es muy aromático, en exceso, mucha fruta, también tropical, cítricos, buena acidez, pero es que abruma tanto aroma.


- Y pasamos a catar la Chardonnay, una variedad de Borgoña, que creo anda por esta zona tan perdida como un torero en el telón de acero que decía el Sabina.
Las uvas eran poco aromáticas, las más insulsas de todas las probadas. Mal lo deben pasar para estas uvas con estos calores que cada año nos acompañan más tiempo.

La Cooperativa La Unión elabora el Algarabía con esta variedad, un vino ligero, con aroma a miel y miga de pan.


- y por último, la Moscatel de Slejandría, una variedad que se añade a algunos vinos blancos jóvenes de por aquí, aunque en poca cantidad ya que esta variedad puede enmascarar los aromas de otras uvas mayoritarias.

No hay ningún vino de Montilla-Moriles hecho con sólo Moscatel. Trajeron un vino de Sierras de Málaga, el Monuntain Blanco, de Telmo Rodríguez, el cual hace también el conocido Molino Real.
Este vino le pasaba también, para mi parecer, que tenía exceso de aromas, a fruta, cítricos y para contrastar algo astringente, y un regusto dulzón. 
Bien hecho, elegante, se nota que es un vino para gustar, aunque es del tipo de vino que yo no sabría con quién combinar. Pero ese es otro cantar.


Para terminar Joaquín nos sorprendió con su exquisito tapeo de alta calidad. Todo muy rico.
Así que tras la comida, la charla con nuevos y viejos compañeros nos fuimos despidiendo hasta la próxima. 

Bien por Miguel, Angela, Joaquín y su encantadora mujer. Y Antonio que engrasa la maquinaria para que todo funcione.












  

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