En la primera reunión tras el verano de la Asociación de Sumilleres de Córdoba convocó a una reunión en casa de Joaquín Morales para catar uvas blancas y vinos jóvenes, del 2016, y elaborados con dichas variedades.
- Comenzamos por la Pedro Ximénez, la uva emblemática de por aquí, con las uvas de tamaño grande y unos racimos abiertos que permiten el escurrido del agua de lluvia.
Tomamos dos vinos hechos con esta variedad:
- Dos Claveles, de Toro Albalá, una botella muy bonita, bien presentada, con muy buenos aromas a manzana, plátano, azahar. Un vino persistente en boca, con mucha fruta.
Creo que es un vino bien hecho, al menos la priemra cosecha fue para quitarse el sombrero y en la Cata de este año, fue escogido por muchos jóvenes consumidores.
- Marqués de la Sierra, de Alvear, un clásico entre los jóvenes, con aromas a manzana madura, casi en camino de ser fino, un vino muy personal, que también presenta una buena evolución en la copa.
También catamos dos vinos hechos aquí con esta variedad:
- Piedra Luenga Bio, de Robles, con aroma a piña, un vino cerrado que después se abrió, ligero, y a algunos nos recordó a un vino base de cava.
- Finca La Cañada, de Pérez-Barquero. Este fue el vino en que se apreciaron mejor los aromas varietales de la verdejo. Bastante aromático, frutal, poco ácido, y con notas de miga de pan.
- La Sauvignon blanc, originaria del Loira, era más herbácea que las anteriores, con acidez y notas aromáticas frutales.
Como no hay aquí vinos hechos con esta variedad trajeron un vino representativo, el Palacio de Bornos, ya que en Rueda esta variedad ha conseguido la mayor expresión en España.
Este vino es muy aromático, en exceso, mucha fruta, también tropical, cítricos, buena acidez, pero es que abruma tanto aroma.
Las uvas eran poco aromáticas, las más insulsas de todas las probadas. Mal lo deben pasar para estas uvas con estos calores que cada año nos acompañan más tiempo.
La Cooperativa La Unión elabora el Algarabía con esta variedad, un vino ligero, con aroma a miel y miga de pan.
No hay ningún vino de Montilla-Moriles hecho con sólo Moscatel. Trajeron un vino de Sierras de Málaga, el Monuntain Blanco, de Telmo Rodríguez, el cual hace también el conocido Molino Real.
Este vino le pasaba también, para mi parecer, que tenía exceso de aromas, a fruta, cítricos y para contrastar algo astringente, y un regusto dulzón.
Bien hecho, elegante, se nota que es un vino para gustar, aunque es del tipo de vino que yo no sabría con quién combinar. Pero ese es otro cantar.
Para terminar Joaquín nos sorprendió con su exquisito tapeo de alta calidad. Todo muy rico.
Bien por Miguel, Angela, Joaquín y su encantadora mujer. Y Antonio que engrasa la maquinaria para que todo funcione.
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