La Taberna del Gallo está en la calle María Cristina. Dicha calle ha venido a menos de una manera parecida a otras muchas del centro en los que los locales se han cerrado por distintas razones: muchos negocios se han cambiado de sitio, han llegado franquicias que han cambiado al comercio tradicional, y por el tráfico, como ha sido en María Cristina.
En tiempos más jóvenes, los coches pasaban por la calle, la acerca era estrecha, pero nos apañábamos para entrar en la Taberna, bien en la barra, casi siempre llena o en la trasera, en la que había que aguantar el olor a fritura de la cercana cocina.
Pero eso ya pasó: apenas pasan coches, hay extractores, el aire más limpio, pero ha decaído la asistencia a la Taberna. Si uno mira los comentarios de tripadvisor, el oráculo actual de los bares, aquéllos son muy buenos: pero falta gente.
.Como dice mi amigo Manolo, mejor, más a gusto y tranquilos estamos. Y es verdad, se tapea muy bien, y como dice el forofo número 1 del mundo mundial, José Manuel, el vino Amargoso de la Bodega El Gallo, está cambiando.
El siempre lleva a cualquier reunión sus al menos dos botellas de Amargoso, y como es ya buen cliente a veces le dan de las botas reservadas a la familia, y juro que está buen rico.
El caso es que el fino está mucho más hecho, dentro de lo posible, pero claramente ya no es un vino casi blanco, con apenas crianza.
La cuestión es si el vino ahora está más criado porque quieren hacerlo así o porque la demanda ha menguado, y al venderse menos está más tiempo en las botas. Hay que recordar que muchos grandes vinos de Montilla o Jerez aparecieron a causa de una estancia muy larga en botas porque no se vendían, y estaban allí aparcados... haciéndose vinos eternos.
Y es a esto a lo que me refería que está pasando en la taberna: el vino fino, bueno, y el tapeo mejor.
Este vino tomado frío, y tras la primera cerveza, es un buen acompañante veraniego del aperitivo.
La tertulia sosegada y agradable está garantizada, por parroquianos que hablan bajo y sin alharacas.
Este pasado viernes ya hemos renovado los conciertos de la nueva temporada de la Orquesta de Córdoba, y que este año se celebrarán en el Teatro Góngora.
El programa es interesante, así que habrá que disfrutarlo.
Manolo nos contó sus avances en descubrir los canales de agua, piscina y cimientos del molino Martinete, en el cauce del arroyo Bejarano en Trassierra. Parece que van bien y pronto podrá aclarar la actividad de esta industria instalada allí desde el siglo XVIII.
Respecto al tapeo, los boquerones fritos fresquísimos nunca fallan, al igual que las gambas rebozadas. Estos son dos de los platos más demandados, además de los boquerones en vinagre y el queso.
En mi caso pedí además un poco de asadura, más que otra cosa que por fastidiar a Quino, que no lo soporta, y que a pesar de eso, la hacen muy sabrosa en la Taberna. Y porque ha conseguido un descuento del 25% de los abonos de la Orquesta, porque forma parte de un grupo de más de 10 que son fieles a los conciertos desde hace veinte años... eso es afición.
La cuenta, gratis, porque Manolo que es fiel siempre a la Taberna El Gallo y como decía que estábamos en su terreno, él pagaba la cuenta.
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