En las tradicionales tabernas de Córdoba, de las que ya quedan pocas, se puede elegir entre un medio (medio cuarto de litro, o 125 mililitros) frío o del tiempo. En estos días, la temperatura ambiente ya es sobre unos 25 grados, y bajando. Pues el otro día nos acercamos a la Taberna Guzmán en la calle Judíos, que dispone de su propia bodega. Allí sirven el fino frío o no. Y como quiera que la botella o el envase que guardan en frío lo rellenan sin mucho miramiento, pues el vino se airea una barbaridad. Después el oxígeno se disuelve más en frío y va haciendo su acción: los aromas frescos del vino se van perdiendo y el vino es mucho más seco, con menos aromas. A mi parecer pierde bastante.
El fino del tiempo está en la taberna Guzmán muy bueno, con aromas a manzana fresca, un bonito color amarillo verdoso, ligero amargor y redondo en boca. Los amigos no se creían que hubiera tanta diferencia, es como si fuera otro vino. La alternativa es pedir mitad del tiempo y la otra frío. Así se tiene de todo, y así es cómo lo piden la mayoría de los parroquianos de la taberna.
Por cierto, muchos turistas llegan a ella guiados por el libro de viaje, y la decoración y el ambiente los puede situar en lo más auténtico del ambiente tabernero cordobés.
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