Este nuevo bar, el Ismo, está en la calle García Lovera, justo al lado de donde estaba la Mantequería El Pensamiento, que ha estado abierta hasta hace poco.
Tan cerca está que las generosas sombrillas que protegen del solano de este extraño septiembre, ocupan la parte peatonal de dicha calle y que antes ocupaba la Mantequería. Unos van y otros vienen.
Las mesas en el Ismo están suficientemente separadas, dando sensación de comodidad.
La Mantequería estaba realmente bien, con una cuidada decoración, amplia, surtida de vinos, con sus botas, y buena cocina. Pero es que hay una competencia feroz en esta zona del centro. Con muchos y variados comercios donde comer y beber.
Este nuevo local apunta detalles como el ramito de flores en la mesa. Es agradable ese pequeño detalle de color.
Para acompañar la primera consumición pusieron pisto, que se notaba casero. Otro buen detalle, nada de aceitunas o patatas fritas. Con copas de cerveza generosas para empezar.
En cuanto a lo que se puede tomar, no es una carta amplia pero suficiente, con tostas que parecen ser una de sus especialidades.
Como somos de piñon fijo, en esta ocasión no pudimos comer ensaladilla, que no está en carta; aunque sí que había un rico salpicón de marisco.
La tortilla sin embargo no valía la pena haber insistido en ella. Estaba más seca de la cuenta.
Lo que sí nos sorprendió fue la ausencia de finos, simplemente no tenían. Sólo el blanco Finca La Cañada de Pérez Barquero. Un verdejo, que cuando salió hace ya dos años estaba realmente sabroso. Pero el año pasado, el 2015, fue muy duro para las viñas en Montilla-Moriles a causa de las olas de calor del verano, con una maduración complicada. Y eso se nota en la falta de aromas en el Finca La Cañada del 2015, que es neutro.
Si se compara con otros verdejos, los propiamente de la zona de Rueda, sale mal parado, pero como hacemos patria pues cayó una botella entre los cuatro.
Esperamos que este nuevo bar se asiente en la zona y que no salga perjudicado de las obras de la calle San Pablo. Eso sí que es una desgracia para los bares de la zona baja de Claudio Marcelo.
La cuenta de cinco cervezas, cinco copas de verdejo, cuña de tortilla y salpicón por 30 euros. Un precio normal, sin estridencias. Se estaba bien en la calle.
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