

La bodega se fundó en 1922 en el sitio donde antes estaba una fábrica de electricidad, y de ahí viene el nombre que se dan a parte de sus vinos, Eléctrico o 3 fases.
No partió de cero, ya que existía desde 1844 y tan sólo fue cambiar de ubicación a la actual. En la entrada se puede encontrar una mención a la calidad de sus vinos en una exhibición de 1877.


La visita comenzó por la sala de cata, una maravilla de la recopilación de revistas, artículos y libros de enología. La erudicción que se palpa en el fresco ambiente de la sala de cata indica como ella nos señaló, la laboriosidad de la bodega en intentar conseguir el mejor producto posible.
Según nos comentaba Pilar, Toro Albalá no tiene viñedos propios y lo que hacen es comprar el mosto ya fermentado, ya que su mejor tesoro son las barricas, muy antiguas y posiblemente alguna aún sea de los tiempos de la primera bodega del siglo XIX.
Tras pasar por los depósitos donde se guardan los mostos, nos acercamos a la zona de embotellado: realmente una máquina embotelladora pequeña, lo que indica que no es la alta producción de botellas lo que va buscando esta bodega.



En cuanto a los vinos, pues debo decir que cada día me gustan más los vinos de nuestra DO, los finos, olorosos, amontillados y PX. En el caso de esta bodega, los vinos que porobamos directamente de la bota estaban realmente buenos.

En boca, seco, con buen retrogusto y persistente. Parece que en boca va a ser duro pero en realidad es suave porque tiene mucha complejidad.
El amontillado sacado también de la bota era un compendio de aromas: avellanas, almendras, y más notas agradables. En boca es muy sedoso, a diferencia de otrtos amontillados, este es redondo sin aristas, salino, pero algo dulce. Lo que se dice un amontillado totalmente equilibrado.
En la foto se ve el color del amontillado, viejo, oxidado, y totalmente hecho. Otros amontillados dan en boca una sensación muy ácida, éste no. Ligeramente amargo, un poco astringente y persistente. El vasito olía a amontillado y estaba ya vacío. Un perfume.

Por último tomamos, gracias a Pilar, un poco de dulce PX 1946. En la foto se ve que se está venenciando un líquido muy denso, negro.
Huele a café, cacao, torrefacto, a resoli, ese licor de café.
Exquisita nariz.


Gracias de nuevo, Rosario
ES PEC TA CU LAR, viva Montilla-Moriles!!!
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