Esta bodega fue inaugurada en 1729, de las primeras en instalarse en Montilla, justo en el casco del pueblo, siendo la sede actual las instalaciones de 1927. En ese tiempo, la bodega estaba en las afueras del pueblo, y ahora está integrada entre los edificios nuevos del pueblo.
Aún sigue siendo una bodega regida por la familia Alvear y que quizás sea la marca más conocida de las bodegas de la DO Montilla-Moriles.
Hicimos un recorrido por la bodega, por las distintas naves: desde la nave con los depósitos de acero inoxidable en donde se termina de fermentar el mosto traído desde la Bodega de las Puentes, en la Sierra de Montilla.
Hicimos un recorrido por la bodega, por las distintas naves: desde la nave con los depósitos de acero inoxidable en donde se termina de fermentar el mosto traído desde la Bodega de las Puentes, en la Sierra de Montilla. También en estos depósitos se elabora el joven Viña Verde.
Continuamos el recorrido por la nave de las botas con los finos, olorosos y amontillados. Una gran nave con tres escalas de botas, desde solera, primera y segunda criadera y donde Bernardo hacía un repaso de las condiciones óptimas para hacer un buen fino fino y generoso.
Siempre a oscuras y en silencio, las botas albergan la flor de la levadura, en velo, que hará que el mínimo olor y gusto del mosto de la uva Pedro Ximenez se convierta en aromas a pan, manzana madura, y avellanas, y un sabor salino acusado.
La siguiente nave fue la del Pedro Ximenez, quizás el tipo de vino más reconocido internacionalmente ya que es en las cercanías de Montilla, Montemayor y Montalbán donde se pasifica la uva debido a las condiciones climáticas de la zona: altas temperaturas diurnas y noches moderadas, que consiguen en una semana una reducción del peso de la uva hasta un 40% o menos, de su peso inicial. De nuevo, las tres escalas de botas para llegara tener vinos dulces con hasta ochenta años de crianza.
Como curiosidad, la foto donde se muestra cómo se limpia por calor los gérmenes de una bota que no estaba en condiciones. Las botas siempre son viejas, y suponen la base de la crianza de los vinos de la zona.
Y pasamos a la cata de los vinos.
Comenzamos por los finos:
- CB Alvear. Amarillo pajizo. Aroma punzante, a frutos secos como almendras. En boca es algo amargo, fresco en acidez, punzante yse caracteriza por su buen relación calidad-precio.
- Fino en Rama 2008. Se trata de un fino diferente ya que ha sido criado en botas sin refrescar, o sea sin el sistema de criaderas, en las que desde el principio hasta el embotellado sólo hanmtenido del 2008. Mucho más delicado que el CB, menor acidez, pero muy curioso.
- Fino Capataz. Un fino con más crianza quer el CB, más oxidado, intenso en nariz pero con una ataque en boca muy suave. Muy rico.
Después los amontillados:
- Carlos VII, un amontillado para poder tomar como decía Bernardo: color ámbar intenso, una nariz muy punzante, aroma a frutos secos, tabaco. En boca es claramente mucho más afilado que los anteriores, con un gran retrogusto.
- Amontillado Solera Fundación, color ámbar y caoba. Este sí que me gustó. Hay que decir que la evolución de estos vinos generosos en la copa es enorme y hay que darles varias vueltas para percibirlos bien.
Se puede decir que tanto en nariz como en boca es una delicia, sin que se percibiera el ataque del alcohol ya que está muy integrado. Ya aparecían otras notas más evolucionadas de café, orejones, higo, dátiles, elegante en boca, nada afilado.
Bueno, que me pierdo, sigo...
- Palo Cortado Solera Fundación, en boca y en nariz es de una mayor dulzura que los anteriores, mucho más civilizado que el anterior. Un color a miel y caoba intenso. No hay buenos palos cortados en la zona, pero este es sin duda uno de ellos.
- Luego se pasó a los olorosos que tienen añadido Pedro Ximenez, como el Oloroso Asunción y el Solera Cream que lleva hasta un 25% de PX. Vinos que no me convencieron mucho, porque no ganan mucho juntos pero que a los ingleses es el típico vino Sherry que les encanta. Cuestión de gustos.
Y por último, los dulces PX, que no son mis favoritos por la gran carga de azúcar, pero que en este caso estaban realmente deliciosos...
- PX de añada 2013, con más de 15º de alcohol, aromas a dátiles, melocotón seco, muy intenso, excelente ataque, con buena acidez. El de la cosecha 2011 le han concedido 100 puntos la guía Parker. Un hito para un vino con tan buen precio.
- PX 1927, más evolucionado con aromas a cacao, toffe, más amargo que el de añada. Una clara evolución a mucho mejor.
- Solera 1830, muy denso, casi jarabe, y muy suave. En nariz salía poco porque estaba frío. Pero en boca, era redondo, denso, sabía a chocolate, cacao, rancio, mucha acidez. Muy largo y astringente.
Sólo embotellan 300 botellas de medio litro al año. Un PX que puede tener ochenta años, qué rico está, aún lo tengo en el recuerdo del paladar.
En resumen, que el amigo tiene dónde elegir y salimos bien agradecidos a Bernardo por la estupenda cata privada que nos regaló.
UFFF! A ver si corre la misma suerte el 22!
ResponderEliminarCon qué te quedas, con el amontillado Fundacional, el PX 1830... o los Toro Albalá?
Gracias, por la fascinante tarde que pasamos catando tan exquisitos manjares de la tierra Cordobesa.
ResponderEliminarHola Pedro, espero que te vaya muy bien desde Liverpool. Un abrazo a los dos
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