lunes, 23 de febrero de 2015

Cata de vinos de Javier Sanz

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Javier Sanz es un bodeguero con viñedo propio en la localidad de La Seca (Valladolid) en plena  DO Rueda. En su página web comenta que dispone de viñedos propios, 104 Has, y entre ellos aún conserva una parcela prefiloxérica.
Como es de suponer al estar en la DO Rueda la mayor parte de su viñedo es verdejo y algo de sauvignon blanc, pero también tiene una variedad rescatada de verdejo por su mayor que por su complejidad de cultivo es llamada la Malcorta.
Hemos tenido la oportunidad de probar varios vinos de esta bodega, y recién embotellados dos de ellos:

Javier Sanz Verdejo 2014 Villa Narcisa (13%)
Buen tapón de corcho, botella bordelesa.
De color amarillo limón y esa juventud aparece con  frescura y viveza, y mucha, ya que abrir la botella es aparecer un golpe de aromas frutales acompaña entre ellos el carbónico que se manifiesta en las pequeñas burbujas que aparecen en el fondo de la copa. Primer golpe a la nariz muy bueno. 
Analizando en detalle pudimos percibir claramente aromas a melocotón, manzana verde, después aparecen toques vegetales. Después salen más aromas cítricos.  En boca es glicérico, buena acidez, con algo de carácter salino, se agarra a la garganta, entra muy bien, perfecto para tapeo. Después evoluciona a un poco amargo.
Aunque la persistencia del aroma no dura mucho, al cabo de un rato quedan pocos de esos aromas, pero en la copa seguimos teniendo frescura y fruta blanca.
 
 
Javier Sanz V Malcorta 2014 (13%)
Buen tapón de corcho, botella borgoñona, pesada.

Este vino está elaborado sólo con la uva verdejo Malcorta, variedad autóctona de la verdejo que apenas se cultivaba por su menor rendimiento, ya que el racimo es más leñoso por lo que dificultaba el corte (mal-corta), además de vendimiarse algo más tarde que la verdejo convencional. Se ha recuperado la variedad haciendo injertos para obtener un vino que nos ha parecido más mineral de lo normal, o sea, que refleja unas características que proceden de esa uva y en la parcela que se ha recogido.

Color Amarillo limón más ligero que el primero, con algo de carbónico también. 
Hicimos un experimento, catarlo con pajita, antes de olerlo, o sea al estilo de David Muñoz (el del restaurante Diverxo), y era como echarse una bocanada ácida con olor frutal y floral. Sí, funciona, aunque sea una pijada.

Ya en cata formal: tiene un olor a manzana verde, tenue pero persistente, elegante. Es algo más herbáceo que el anterior, hinojo, jazmín. Ligero en boca, es más acido que el verdejo anterior, con más cuerpo, parece más hecho, más serio, y claramente menos astringente. Mineral. Diría que tiene algo de madera, muy ligero (aunque en la botella no indican nada de su paso por madera).

Aquí hay división de opiniones, a nosotros nos gusta más éste, y a ellas el primero.

En cuanto al peso de la botella, en comparación con la primera, es una estrategia de marketing de las bodegas indicando que el vino no es ligero sino más complejo. Y en el lineal de una estantería con vinos esta botella destaca, es realmente bonita. Pero acabo de leer un artículo de Jancis Robinson, una de los críticos de vino más reconocids a nivel mundial, que pone en cuestión esta tendencia por las botellas con más peso por su mayor impacto ecoloógico y cita que algunas grandes bodegas de Burdeos, han reducido el peso como concienciación ambiental. En suma, los tiempos están cambiando.
Estos dos vinos combinaban perfectamente con huevas de pescado, salpicón de marisco,...

Javier Sanz V Dulce de Invierno
Con 80% verdejo y 20% moscatel 10% alcohol
Botella de 500 mL.

Se nota la densidad del vino al echarlo en la copa, de color ámbar, denso. Sobresale sobre todo la moscatel, pero parece como si faltara algo, el aroma de la verdejo. Licoroso, suave, ligero. Buena, muy buena acidez, glicérico, todo controlado. Una vez reposado en la copa, el aroma es muy limpio, sabroso pero tenue, eso sí dejas copa un buen rato y siguen saliendo aromas de fruta y cítricos. 
Pero es en boca donde este vino destaca, muy fresco: aquí se nota la acidez de la verdejo, persistente y que cuadra perfectamente con los azúcares. Un dulce bastante bueno, sí señor.






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