El pasado jueves 19 de Febrero se celebró en el Círculo de la Amistad un curioso encuentro de los vinos de la DO Montilla-Moriles, presentados por su gerente Enrique Garrido, y leyendas narradas por Juan José Primo, historiador y delegado del Gobierno.
El acto estuvo organizado por Antonio Cuesta, editor de pro de la editorial Almuzara y que tan bien recuerdo dejó cuando nos contó sus avatares de la edición en una cata de Aderramar allá por Diciembre del 2010 en la Tranquera. Por cierto, que Antonio me recuerda a Jordi Hurtado de Saber y Ganar, parece que por él no pasan los años.
La idea era mostrar una nueva forma de llamar la atención sobre los vinos elaborados en nuestra DO, con sus virtudes y defectos, pero nuestros. La leyendas escogidas, la mayoríua sucedidas en el siglo XV, pues como tales ya son parte de nuestra hisoria común, también mencionaban lugares y nombres (que vemos todos los días) y que nos indican de dónde proceden y su razón de ser. Y empezó a su hora, otra transgresión, ya que las catas no sé por qué siempre empiezan con retraso.
El caso es mover el consumo del vino. Y todo esto viene en unos días en los que se habla del consumo de vino en varios e interesantes aspectos. El primero, es un estudio estadístico donde demuestran que no están claros los beneficios del consumo de vino y concluyen que realmente lo que se deduce de las estadísticas es que el consumo no es per se beneficioso para quienes lo hacen, sino más bien que los que ya se encuentran bien lo toman por eso, porque están bien. Y el segundo punto de interés, es promover nuevas formas de beber o ingerir vino, como el que propone David Muñoz del restaurante Diverxo: beber vino con pajita, o con cuchara, el caso es que la nariz apenas participe en la evaluación del vino y sólo la boca. No es que haya hecho una revolución, pero sí que propone un revulsivo al mundo del vino y la cata de vino que es a menudo demadiado tradicional. Esta semana el grupo de whatsapp que forma la Asociación de Sumilleres de Córdoba estuvinos intensamente chateando acerca de este señor cocinero transgresor, David Muñoz. Había diferencias de opinión en casi todo, y coincidencias en casi todo: beber con pajita o en cuchara ¿incrementará o disminuirá el consumo de vino? ¿se acercará más gente joven? ¿sólo las bodegas que se presenten a estos actos serán las más conocidas? ¿es recomendable cambiar todo para que se hable del consumo de vino? La opinión general es que hay que darle a las catas otra orientación.
Y toda esta reflexión ¿a qué viene?, pues al acto del jueves que es también otra forma de innovar, pero sin tanto atrevimiento.
La mano y el buen hacer de Enrique Garrido se dejó ver porque hablaba muy ligeramente de las características de los vinos, sólo indicaciones de elaboracíon, algo de nariz y hablar de la sensación en boca, para dejar pasar al historiador.
Los vinos que se cataron fueron:
1) joven (Pedro Ximenez y otras variedades aunque olía y sabía bastante a moscatel),
2) fino (con un precioso color amarillo-verdoso, potente en nariz y más suave en boca pero con mucha salinidad),
3) amontillado (con aromas todavía de fino, recio, profundo en nariz y boca),
4) oloroso (más juguetón en nariz pero sin ser demasiado ácido en boca, algo amargo para darle más complejidad) y
5) el PX (muy oscuro, con los aromas de pasa y dátiles, y sorpendentemente poco empalagoso en boca).
Las leyendas, cinco, fueron acompañando a los vinos en el siguiente orden:
1) chica joven, hija única del corregidor D. Carlos que buscando un tesoro quedó perdida y encerrada en los sótanos del Palacio de Orive,
2) los sietes Infantes de Lara que por un desaire del padre de ellos en una boda, fue él y sus hijos objeto de venganza por parte de los desposados. Allí me enteré qu Mudarra, un nombre de un colegio de aquí, proviene del hijo bastardo del padre de los infantes que vengó a su familia;
3) el barril de amontillado, cuento de Edgar Allan Poe, cuya acción sucede en Italia;
4) crimen de los Comendadores, venganza de honor de D. Fernado Alonso de Córdoba por la infedilidad de su esposa con su primo
y 5) leyenda de la sanación al tomar agua de la fuente santa (Fuensanta), y del caimán, por supuesto, ya que forma parte del Santuario de la Fuensanta. Habrá que revisar el libro de paseos por Córdoba de Ramirez de Arellano.
Un acto que nos pareció interesante, aunque en alguna ocasión la cata del vino y la leyenda no llegaban a cuadrar. Pero los dos protagonistas, Enrique y Juan José Primo, hicieron gala de su bien saber hacer, con pasión en el relato de las leyendas, que hizo que las dos horas que pasamos allí se nos hicieran cortas.
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