Este local está en la calle Sevilla, justo donde antes se situaba la taberna marisquería El Faro, que languidecía hasta desaparecer hace más de un año.
Este Picoteo II tiene disposición y estética parecida al I, forrado en madera de pino, con aprovechamiento de cualquier recodo para poner una pequeña estantería que sirva para poner las consumiciones ya que el local es pequeño, quizás algo mayor que el I que es sólo una barra y una esquina. En los dos picoteos, el camarero lo encontramos controlando al personal desde una posición elevada, donde se muestra el surtido de tapas y raciones variadas.
Es un bar digamos que simpático, recogido, amigable y el camarero está bien atento al personal que entra, aunque hay que decir que no había mucho público a esa hora cercana a las dos y media de un viernes cualquiera.
La calle Málaga y su prolongación, la de Sevilla, tienen varios
centros de reunión como son el bar Correo, Tollín, Carrasquín y éste que
se comenta aquí que queda relativamente apartado (unos metros) del
centro de esta ciudad, que es la plaza de las Tendillas. Esa pequeña
distancia, doblar la esquina de la calle Málaga a la de Sevilla parece que es pasar a otra casilla del
juego.
La carta está bien surtida de tapas, montaditos y platos, y se puede encontrar lo
normal en cualquier taberna con algunas singularidades, pero ni ésta o
la del Picoteo I son las más recomendadas para comer bien, es como dije
antes, se está bien en ellas.
A diferencia del Picoteo I no tienen apenas sitio fuera, ya que aún circulan coches por la calle Sevilla.
Llamándose el Gallo uno puede pensar que tienen fino de Bodega El
Gallo, pero no. Tienen el fino Eléctrico (Bodega Toro Albalá) y el de
Doblas. Probé esta semana, gracias a mi compañero J.M.G., gran
entusiasta de los vinos de El Gallo, el Amargoso Selección de Familia.
Ese sí está bastante bueno, muy aromático, más hecho que los que
normalmente se expenden en muchos bares de esta ciudad. El fino
Eléctrico me lo recordó bastante, aromático, un fino chiquito como se
dice ahora, muy bebible, para copear y tapear. El Doblas es más hecho,
algo menos ligero en aromas y no tan limpio como el primero.
De comer pedimos una ración de carne de monte, ciervo, sabrosa pero algo dulce: extraña combinación porque la carne de monte le cuadran bien las vinagretas y algo de dulzor, pero en este caso la vinagreta no aparecía.
Pero eso sí, la sopa mojada con fino acompaña a cualquier conversación tertuliana tabernícola. Tras recorrer muy distintos temas, desde qué hacer en el fin de semana, de perros perdidos y recuperados (caso de Roben), de qué tarde es ya y adónde vas tan ligero que así no sienta bien.
No dan tapa gratis. La cuenta de diez consumiciones y la ración de carne, 26 euros. Bien, correcto.
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