La Dehesa Santa María es una cadena de
restaurantes que nació en 1998 en Mérida. Y ya en 2001 entró en el sistema de
franquicias. En Córdoba hay al menos cuatro restaurantes de esta cadena; y
actualmente se está desplegando por los aeropuertos de España. Se trata por
tanto, de restaurantes que popularizaron el sistema de tapas o pinchos, muchos
de ellos venidos de Extremadura: torta de queso, jamón y embutido extremeño, y
también los vinos de esta región predominaban en sus cartas. Al pertenecer
ahora al grupo Eat Out (Pans Company, entre otros) la carta es diferente, menos
tapas, más raciones, y la lista de vinos está ahora más abierta a vinos
nacionales.
Finos Sierra (izquierda) y El Gallo |
Allí nos juntamos los cuatro para comentar
las vacaciones, algunos muy viajeros, otros más cercanos. Pero siempre es un placer comentar nuestras experiencias estivales a los demás. En mi caso, tuvimos la suerte de viajar al País Vasco y Navarra: aparte de la belleza de su paisaje y comprobar cómo la tranquilidad de esta zona llama intensamente al turismo, lo que más me impresionó fue la calidad de sus menús. Bien hechos, abundantes y siempre acompañando un vino casero tinto agradable. De las tapas, tengo opinión dividida: se está abusando, en algunos casos, de la moda de la tapa.
Bien, a lo nuestro, que era la Dehesa.
- El salmorejo estaba bien hecho, y era abundante: con guarnición de huevo duro y jamón, y un buen chorreón de aceite de oliva, como debe ser.
- Acompañamos de los vinos finos que tienen: El Gallo y Sierra (de la Cooperativa La Aurora, en Montilla), el segundo más hecho en crianza que el primero, pero bastante ligero, fugaz.
- De segundo, unas albóndigas con pisto, más bien algo de verdura con un montón de tomate frito. No me convencieron, sino que lo que más me gustaron fueron las patatas, que eran cocidas con su piel y luego troceadas.
La atención del personal, muy bien, atentas (sólo chicas). Pedí una copa de tinto: Beronia, otra marca y también, tenían el vino riojano de copeo Bodegas Torres: Ibéricos. Un tinto fácil de tomar, agradable y con una etiqueta bonita. Pedí del vino que estuviera la botella más recientemente abierta. Como el Ibéricos estaban sin abrir, allí mismo me la abrieron.
La cuenta, como casi siempre cerca de 30 euros. No está mal, aunque recuerdo haber comido en este sitio mucho mejor y además con vales de Groupon. Pero para tapeo, se deja, sin más. Ah, invitó Quino por lo que mejor todavía.
Y a por nuevas citas en los bates y tabernas con los amigos, charlar, tapear y un copita de fino, o dos.
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