Ahora, este año, al fin ha abierto. Es una sociedad la que la gestiona y el espacio se alquila en cubículos.
El sitio es perfecto, en el centro de la ciudad, acogedor, pero se ve poco movimiento. Al menos en la parte más lúdica: en la cafetería o bar de aperitivos. Si estuviéramos empleando el inglés como reclamo diríamos que es un snack-bar.
esparcimiento de los inquilinos de alquiler y los que estén por el centro, que toman un tentempié, una ensalada y una bebida. Y eso es, y se está muy bien, si sólo se quiere tomar un aperitivo.
Había apenas unas mesas ocupadas, un viernes al mediodía, cuando la gente se empieza a mover. Da la impresión de que se merece mejor suerte.
¿Por qué? Porque se está tranquilo, y las vistas son muy agradables. Y tienen carta pequeña pero a buen precio.
Y para terminar, no hay mucho más, un bocadillo con semillas de lino y relleno de lacón y queso. También a 4 euros. En los bocadillos hay varias opciones de relleno.
En resumen, esperemos que vengan buenos tiempos para la Pérgola, y que los nuevos propietarios amenicen su espacio, porque el sitio lo tienen.
Pero es de esos lugares, que son poco visibles, aunque con la experiencia del Mercado Victoria, cualquiera sabe.
Por cierto, se comentó que su destino, el de la Pérgola, era ser una segunda parte de dicho Mercado.
Lo dicho, suerte, y si pueden pásense a echar un rato tranquilo.
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