El pasado día 15 de diciembre tuvimos una muy grata reunión con Antonio Cuesta, director de la editorial Almuzara en la Tranquera. Allí nos contó los entresijos del mundo editorial: los secretos de la edición, el trato con los autores, sus incesantes viajes, el trabajo para obtener unas ventas de libros, asistiendo a Ferias, leyendo hasta mil libros al año, éxitos y fiascos editoriales, de cómo entró en contacto con la edición, el diseño de imagen y su andadura en la primera editorial andaluza, en resumen su trabajo diario, y además, infinidad de anécdotas, sus deseos de ser torero, sus recuerdos de los tiempos de estudiante de Veterinaria, con profesores como Jesús Diez y Pepe Peinado allí presentes.Desde aquí nuestro reconocimiento a su labor y entrega.
En la parte de las viandas, Gonzalo, chef de la Tranquera, nos adelantó alguna de sus nuevas propuestas para este invierno, empanada de rabo de toro, que supone la comunión entre la cocina tradicional argentina y la cordobesa. También nos deleitó con croquetas de provolone y tosta de criollo, queso y entraña que nos parecieron exquisitas.
Los vinos de la noche fueron 3 generosamente suministrados por la bodega Cañalva, de Cañamero (Cáceres):
- Fuente Cortijo 2007, vino de la tierra de Extremadura, un tempranillo con crianza de entrada fácil, buena acidez, muy fresco en boca. Un vino clásico que gustó.
- Cañalva Coupage especial 2008, de la misma bodega, un coupage de 4 variedades de corte más moderno, con 6 meses en barricas francesas pero que a pesar de su buen nombre y reconocimiento nos pareció con poca intensidad tanto en nariz como en boca.
-Talento, de bodegas Fuente Victoria, un vino alpujarreño (tierra de Laujar) equilibrado, con buena acidez y retrogusto.
-Luz, un blanco semidulce de moscatel y macabeo, elegido por Lupe ,con mucha fruta madura, acidez correcta , quizá algo amargo en retronasal, pero que también gustó mucho.
-S´ naranja, del Condado de Huelva, un dulce de Pedro Ximénez y Palomino Fino, con una crianza de más de 10 años en botas de roble y al que se le añade cáscara de naranja previamente desecada al sol, lo que da un sabor y olor característico que contrarresta en cierto punto el dulzor de la Pedro Ximénez.
Al final la sobremesa se alargó lo suficiente como para desear a todos unas felices fiestas y despedirnos con ganas hasta una nueva cita, ya en el 2011.
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