
Buscando en la web y en la pagina de google map han diseñado una muy buena presentación de la Taberna, con fotos de la misma y de los lugares o monumentos a visitar por los que nos visitan. Está claro que sus propietarios, también de varias tabernas como La Montillana (ya visitada) o La taberna del Río, dominan las posibilidades del diseño y las relaciones sociales.



Es un local que han remozado de arriba abajo, quitando la pintura amarilla de siempre por una blanca, luminosa, y combinada con madera. Buen mobiliario y cuidado estudio para sacarle partido a un local alargado.
Como ya vimos en la Montillana tienen una interesante carta de vinos en la que dominan los vinos de la DO Montilla-Moriles. Y esa era una de las razones por las que quisimos pasarnos por allí. El día de marras era con una claridad y brillo que invitaban a estar afuera, pero dentro del local se estaba mejor ya que aún colea el frío de enero. Pareciera que la luminosidad era la de un soleado día de abril.
Tienen finos, de tinaja, olorosos y amontillados. Pedimos de Lagar El Blanco, de la Sierra de Montilla, uno de los mejores vinos, si se cata en la bodega; porque cuando se envasa en bag-in-box este fino pierde mucho, y ya lo hemos comprobado varias veces. Es suave, con algo de aromas a plátano maduro, y también muy suave en boca, en exceso ligero, poco ácido.
Pasamos al fino Cancionero, de Baena, y aunque con más fuerza, más aromas de crianza, pero también estaba ligero en nariz y boca. Debe ser una partida del fino anterior, o bien el que envasan con nombre, creo, de Baena, un vino con menos crianza que el primero.





Por último, la dirección nos invitó a un chupito de PX joven y unos dulces que estaban bien ricos.
El total de la cuenta, dos raciones, cuatro cervezas, seis copas de fino, dos olorosos, por 30 euros. Buen precio, sitio agradable y atento servicio, relación calidad-precio notable alto, ya que tienen una amplia lista de vinos, pero en la copa no lucen, demasiado suaves.
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