Por ejemplo, hace unos pocos años sonó mucho en la prensa esta taberna porque era la primera que en su carta tenía todos sus vinos seleccionados de la DO Montilla-Moriles: una gran apuesta, pero que no pudo aguantarse mucho porque claramente la oferta no coincidía con la demanda.
Y si en una anterior visita la estantería del mostrador era oscura ahora es clara y diáfana, tal como es la última tendencia en decoración de los bares. Es un local agradable, bien atendido y por estas y otras razones está bien considerado por las guías de recomendaciones de establecimientos por internet, quedando siempre en las primeras posiciones. Y más teniendo en cuenta que está fuera de los circuitos turísticos habituales.
Y siempre tienen buenas ofertas gastronómicas: hay que trabajar mucho con la enorme competencia, y más porque ahora la zona de ocio y del turismo se centra en la parte del río, donde los mismos dueños de la Montillana llevan La Taberna del Río, que ya comenté en una reciente entrada.
Tomamos por recomendación del camarero y como sugerencia del día, un arroz marinero, preparado al minuto. Venía con sus calamaritos, almejas, un poco de alioli, y le habían puesto encima unos trozos de fritura de pez sable adobado. Estaba sabroso, aunque más que un arroz era un guiso con arroz. Y costaba 7,9 euros.
De segundo, una ensaladilla de atún y gambas. Normal, bastante simple que no sencilla, sin defectos pero sin destacar en nada.
Como se puede observar la vajilla es de diseño total, cada plato es diferente, muy visual todo, con mucho detalle en la presentación.
En cuanto a los vinos. Además de una cerveza sin alcohol, en mi caso, para refrescar del viaje en bicicleta, tomamos fino de las bodegas El Lagar Blanco, Toro Albalá y Delgado.
Eléctrico (izda), Lagar Blanco (dcha) |
El fino Eléctrico (Toro Albalá), con quizás menos crianza y con color mucho menos evolucionado nos pareció muy fresco, más joven y con las notas en nariz y boca características de los finos de la DO.
Y por último, el Tertulia (Delgado), mucho más ligero, quizás en exceso, casi sin cuerpo, como acuoso y ligeramente acetónico: no nos gustó.
La cuenta, pues lo normal, aunque estábamos sólo tres, faltaba uno habitual. Y lo destacable es que el Tertulia costaba más que los otros dos, y eso que nos pareció decepcionante.
Y los medios de fino más caros que la cerveza.
En resumen, un buen sitio para tomar unas raciones originales y muy bien atendido. Es de un precio medio, comparado con otros de la zona, pero tiene algo que gustar quedarse un rato en este sitio, se está cómodo.
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