martes, 8 de marzo de 2016

Cata de cervezas Califa

 El lunes 7 de Marzo fui con los amigos de Vinavin al nuevo local que tiene Cervezas Califa en el Vial, justo enfrente del hotel de colores o Córdoba Center.
Es un local amplio y en el que tienen una parte dedicada a la elaboración, y ya han metido varios depósitos para hacer las fermentaciones. Aún no están opertivos pero supongo que pronto esos recipientes de acero inoxidable contendrán las cervezas que tanto éxito han dado a Alejandro y Rafael. 
Como muchos sabréis, tienen un local en la calle Santa Victoria y han trabajado duro para llegar hasta aquí.

Parece que ya se dedicaban a elaborar cerveza por su cuenta y se embarcaron en el negocio, casi sin querer y haciendo muchas probaturas hasta dar con la composición adecuada de maltas, lúpulo y levaduras. El otro componente esencial, el agua de cocción, lo toman de la red municipal de aguas ya que de muchos es sabido que el agua de Córdoba es de las mejores en calidad de España. Tan sólo pasar por un filtro de carbón activo.

La cata se componía de cinco cervezas acompañadas de un picoteo. Hay que resaltar que este local del Vial, sí tiene cocina con su buen cocinero, y no sólo unas tapas escogidas o patatas fritas.

Como se puede observar se hizo un recorrido en sabores y visual también. Los vasos de cata son pequeños, como la mitad de un vaso normal de cerveza.

 
La primera era la llamada Rubia tipo Pilsner, con 4,5 º y compuesta por sólo un tipo de malta y dos de lúpulo que le aportarán amargor, y aromas y sabores florales y cítricos.
Es una cerveza muy ligera en boca, poco amarga y algo floral y también cítrica.
Acostumbrados a las cervezas, que ellos llaman industriales, se trata de una bebida que descoloca un poco por sus aromas y sabores, que no sabes si son demasiado añadidos: todo en comparación con las más comerciales, que apenas varían de aromas a pan, levadura y algo más.

Como acompañamiento sirvieron un realmente buen salmorejo. El cual se prepara con cerveza, es decir, en vez de agua... cerveza, supongo que un chorreón. 

Además, el pan que elaboran se amasa con algo de los restos de levadura tras fermentar la malta. Aquí paro para decir que amaso en casa harina para hacer pan, y que esta última vez le añadí al casi kilo y medio de harina, un tercio de cerveza y salió bien, con más sabor a levadura. O sea, que funciona.



























 

La segunda fue la cerveza Rubia de Trigo. En realidad es mitad de trigo y cebada. Con sólo 4º y con otros lúpulos distintos a la rubia. 
De nuevo muy suave, demasiado. Y para mi gusto con poca espuma. Es de esas cervezas que necesitas tomar más de una, y eso que la de trigo tiene un sabor muy fuerte.
Cuando viajo a Alemania, allí es tradicional beber las cervezas de trigo y son muy consistentes, con mucha fuerza. De ahí el dicho que me dijeron en una tienda cuando vivía en Göttingen: a falta de pan, mejor con cerveza.
Para picar gucamole con una crema de queso y un poco de pique debido a un poco de pimiento jalapeño. Muy rica la combinación, sobre todo el queso. Y es que el cocinero es un buen aficionado a la comida mejicana y a su armonización o maridaje con la cerveza.
 
La tercera es la Morena, a mi parecer la más conseguida, y la que prefiero cuando me acerco a Califa.
Con dos maltas, y éstas más tostadas. En Alemania se conoce este tipo como AltBeer o cerveza vieja, y es la que me acostumbré y más me gusta.
La Morena tiene 5,2º y se combinó muy bien con mole poblano o de puebla, que es carne guisada, con una salsa de chocolate, canela... muy rico.

Otra más, ya la cuarta, la Indian Pale Ale (IPA), y que se caracteriza por tener una lata concentración de lúpulo y de malta. 
Parece ser que los ingleses la preparaban para su envio a India. Como el lúpulo es antibacteriano, le añadían más cantidad y la hacían con más alcohol para una mejor conservación. Una vez en la India se debería rebajar con agua,... pero mejor no: y así se quedó.
Extra de sabor a frutas, de todo tipo: tropical, mango, melocotón.
Con 6,2º de alcohol.
Se maridó con pollo en salsa achiote. La carne macerada con la IPA. Pero el plato era muy dulce y el contraste con la cerveza era nulo. No me gustó la combinación.


 Para acabar, con una Negra. Conseguida con un mayor tostado de la malta, de cinco tipo de maltas y con lúpulo, para conseguir aromas a café y regaliz.
Lo desconocía, pero es común tomar esta negra de sobremesa y con los postres.
No desentonaba, la verdad, con un postre de tarta de queso y fresa.
Esta cerveza llega a 7,2º de alcohol.

Pero como unas rosas acabamos, y es que uno de los beneficios de la levadura ingerida es su alto contenido en vitamina B6 que es la que se toman los que quieren aguantar la bebida sin marearse. Y funciona, al menos cuando lo hacía en mis tiempos.






 

















 
En resumen, que echamos un buen rato de la mano de Vinavin y los amigos de Cerveza Califa.
Mi conclusión es que las cervezas están bien, algunas mejor que otras. 
Y para mi gusto, adolecen de espuma suficiente. No es que no se note en boca, pero les falta. Cuando una cerveza "tipo normal" es floja, sin gas, es casi insípida. Estas no, todas tienen algo para disfrutar. Pero un poco más le vendría bien.


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