Una de las tabernas más típicas y bonitas de Córdoba. Inaugurada en 1880, conserva en la fachada el estilo de las casas antiguas que se realza aún más por el lugar donde se sitúa, junto a la Iglesia de San Miguel. Dentro mantiene el largo mostrador y el patio, donde en su alrededor se disponen mesas y cuartos.
Actualmente se ha convertido en una taberna muy turística, con múltiples indicaciones de recomendación de guías turísticas, creo que debido a su tipicidad. Ya dentro, el decorado va a tono con su antigüedad y resulta un poco recargado pero curioso.
En cuanto al vino, procede de la bodega Toro Albalá, y se trata del fino del Lagar. Es un vino de color amarillo verdoso pálido. En nariz salen notas a almendras tostadas, frutos secos, todo muy suave y ligero. En boca es tambén ligero, agradable, correcto: salino, amargo, cálido, pero todo muy limado, sin estridencias. No presenta la fuerza de otros vinos de Toro Albalá.
Y de tapeo, tan sólo fueron boquerones en vinagre, pero al igual que el vino, poco ácidos, bastante limados, para no incomodar al personal.
Recomendable, sobre todo en invierno, la tacita de consomé con albóndigas; imprescindible el pedirle al repeinado y engominado camarero que te traiga un poquito de oloroso, que te facilitan en un pintoresco botecito, tipo el del aceite, pero pequeño. También en otoño invierno, muy ricas las aceitunas "partías". A mi me gusta la barra. La morcilla de arroz, tampoco está mal, pero demasiado escasa. Ha perdido tipismo con el paso de los años, muchas veces parece que estás en Amsterdam con tanto guiri. Se echa de menos los caretos de los personajes del barrio, como antaño. Recomiendo para ello, la taberna pequeña que hay al lado de la calle Caño, que también se llama S. Miguel, creo...pero nada de comida, no hay, solo "mollate"...tampoco pasa "ná".
ResponderEliminarcuánto sabes, Enrique.
ResponderEliminar¿Como son los precios en barra de vinos y tapas? Gracias!
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