
No es sólo vino blanco, ya es conocida la capacidad de la tierra de Cádiz de hacer buenos tintos, y no sólo cerca de Jerez, sino por la parte de Arcos de la Frontera y Bornos.
Jerez siempre ha sido un espejo donde mirarse Montilla-Moriles.
Saben allí cómo hacer las cosas desde hace mucho tiempo, a nivel de marketing, de tener todo espléndidamente presentado y encima, los vinos son buenos. De la mano de Rafael Sánchez estamos conociendo mucho de Jerez, y hay que abrirse a nuevas ideas y no encerrarse, ya que hay siempre margen de mejora y reforma. Pues bien, Rafael, que sabes de vinos y de gente de vinos como pocos nos cuenta su paso por las catas en la Taberna Er Guerrita, en Sanlúcar de Barrameda, que se ha convertido en referencia de las cata en verano.

Pitipojos es un proyecto bien cuidado y con una excelente presentación, de manera que hasta los tapones están grabados. Hay que tener en cuenta que se trata de partidas muy cortas de botellas.
Las uvas procedían de Trebujena, Sanlúcar, Rota, Jerez (Pago Añina), Jreez (Pago Macharnudo) y Chiclana. Los pagos diferían en el tipo de terreno, o sea, el suelo blanco de albariza (o eso creía yo) pero hay también albariza oscura. Se fermentaron en botas y al año se han catado en una reunión de los Sumilleres en Bistro Vinos, gracias a la colaboración de Santi Carrillo.
Los grados alcohólicos variaban entre 11,25% y 13,65%, hay que recordar que es palomino y que en Jerez las condiciones climáticas no son como las de Montilla-Moriles: temperaturas más suaves tanto de día como de noche. Los vinos aún así eran en general poco aromáticos y eso sí, todos eran diferetes. Eso era lo que se quería investigar.
Por ejemplo el de Trebujena, el 1, tenía una volátil alta; el de Sanlúcar (con sólo 11,25% de alcohol era más ligero, sutil y aromático). Los mejores eran los de Jerez, Pitipojos 4 y 5, mientras que el de Chiclana olía a manzana madura.
Un experimento interesante para demostrar las posibilidades y diferencias entre pagos.
También catamos dos botellas de manzanilla:


- Manzanilla Maruja de la Bodega Juan Piñero. Un fino aromático, seco, a frutos secos y con una boca seca y salina.
- La otra era la manzanilla pasada La Kika, de la Bodega Francsico Yuste, mucho más ligera en nariz. Hay que ver cómo se las apañan en Jerez para vender un vino ya casi en su punto de declive como una variación de una manzanilla. He probado otras manzanillas pasadas y eran una delicia, pero ésta o no la entendí o era un vino demasiado ligero, eso sí era sabrosa en boca.

Santi nos puso cuatro platos:
Hay que indicar que la foto de algunos platos se tomaron cuando ya estábamos en plena faena por lo que la cantidad que se ve no responde al plato original, en particular en el plato de queso.
- surtido de queso, entre los que destacaba un queso azul,



- bacalao frito, muy bueno,
- y un buen arroz caldoso de carne y con el grano al dente. Un exquisito final.