En esta ocasión ha sido una vuelta a Casa Pedro.
Como es normal en fin de semana, estaba al completo aunque no por eso molestaba el ruido. Este restaurante tiene el salón principal con la barra, y otro más pequeño. Estábamos en el principal, pero ya digo, y sin molestias.
El vino Montilla-Moriles escogido era el único de la carta, fino Doblas, el cual cada vez está más elegante y sutil en boca.
Esta bodega pertenece a Moriles, y se encuentra muchas veces como la única marca o bien junto con otras, por lo que no es difícil consumir este buen vino en los bares de la ciudad. El precio de la botella, irresistible para su calidad, 9,5 euros.
Cayeron más de 3 botellas y acompañaron a los platos pedidos. Para ocho, pedimos dos raciones de cada.
Por cada ración sirvieron ocho unidades de forma que tocabamos a dos per cápita. Lo digo porque en algunas fotos veréis poca cantidad, y es que correspondía a mi plato.
De entrada fue una buena ensaladilla rusa, bien de precio aunque para lo sabrosa era corta en cantidad.
Le siguieron unas alcachofas con jamón que estaban realmente buenas, y es que ahora las alcachofas están en su mejor momento.
Para continuar unas ricas y sabrosas navajas a la plancha, uno de los platos de marisco o molusco que tan bien trabajan en esta casa.
Para redondear, de carne pedimos cochinillo, y de pescado bacalao frito. Ambos muy bien hechos.
De postre se pidieron dos raciones de tarta de santiago (muy justas en tamaño) y torrijas.
El total 184 euros, a 23 euros por persona. Un precio razonable para lo comido y bebido
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