No fue mala idea porque el jamón lo cortó Mariano, un experto cortador de jamones que nos ilustró en cómo se debe correr un jamón.
Los quesos de Calaveruela (de La Coronada, una aldea de Fuente Ovejuna) estaban ricos como de costumbre.
Mariano se portó como un experto y nos atendió a todas cuantas preguntas le hicimos, a la vez que iba cortando finas lonchas de jamón. Para mi gusto, que tengo controlada la sal y casi no la uso, estaba algo salado. Pero ya digo, son apreciaciones mías.
Sin casi percatarnos nos recordó expresiones cotidianas que son negativas para nosotros mismos ("no tengo tiempo"), o que levantan un muro en nuestra conversación con con los demás ("pero").
Tras un juego dialéctico entre dos compañeros, nos animó a pulir nuestro modo de expresión para que
no limite, sin darnos cuenta, la comunicación de lo que queremos decir o bien rebatir.
Sólo probé el joven y el oloroso, y ambos estaban bien sabrosos; sobre todo el oloroso.
La guitarra de Javier Muñoz, El Tomate, se sumó a la cata con la maestría que él nos tiene acostumbrados.
Por último, agradecer a Joaquin y Araceli su espléndido trabajo de anfitriones.
La velada se completó con la charla entre todos, y deseando buen verano.