



El siguiente fue el del 2018, que desde Enero está ya metido en barricas, y las notas de madera mayoritaria de roble francés, con aromas a especies, y balsámicos hacen que el vino tenga demás un buen paso en boca y con notable persistencia.
Me gustó este vino: está casi listo, con buen cuerpo y aromas.
Le siguió el tinto del 2017. Este se embotelló en Enero tras pasar 10 meses en barricas, todas, de roble francés con distintas edades.


Este vino ya está en el mercado, y se nota tanto la fruta como la fina madera de crianza. Este es el vino más redondo y equilibrado, está en su punto: muy suave en boca, pero con marcada persistencia.
Un vino para comer.
Hablando de comer, el tapeo con el que tomamos el vino del 2016 fue de calidad. Y el personal que nos atendió, superior.
Buena suerte para el tinto 12PB del 2016